CAJA FUERTE
Luis Miguel González
Los próximos cuatro meses serán definitivos. Un año lleno de disrupciones cerrará a tambor batiente. En este periodo se tomarán decisiones que marcarán el 2020 e impactarán el sexenio, es un hecho que vienen cambios, pero no está claro si AMLO duplicará su apuesta o veremos una corrección significativa.
En el último cuatrimestre se presentará y aprobará el presupuesto del año próximo, ¿traerá superávit y habrá un guiño hacia los mercados o nos tienen preparada una sorpresa? Antes de que termine el 2019, las calificadoras emitirán su veredicto sobre la deuda de Pemex y mandarán señales sobre la calificación soberana de México. Anuncios como el de los gasoductos relajarán la tensión, pero no son suficientes. En estos 122 días se difundirá información estadística que nos permitirá tener una idea más clara de la situación económica mexicana y de la forma en que en Palacio se están procesando las cosas.
Estas semanas nos permitirán ver cómo reacciona el gobierno al golpe de realidad que implica un crecimiento del PIB cercano a cero para el 2019. ¿Qué mensajes habrá para el sector privado? ¿Cómo reaccionarán los empresarios? Más allá de las fotos amigables, la cuestión es si abrirán la cartera para generar inversiones y empleo. De cada 7 pesos que se invierten, 6 son de la IP y 1 del gobierno. ¿Qué hará el Banco de México? Una nueva baja en la tasa de interés se daba como segura hace unos días, pero los brincos del tipo de cambio podrían obligar a una nueva ronda de reflexiones.
En el aire está la posibilidad de que haya un cambio de dirección en la política energética. Lo mencionó Alfonso Romo en el Foro Banorte y se abunda en el tema con una nota publicada ayer por Jude Weber en el Financial Times (FT). Según el FT, Andrés Manuel López Obrador estaría dispuesto a rectificar y permitir asociaciones de Pemex con empresas privadas, además de reabrir la posibilidad de que los privados exploren en aguas profundas en el golfo de México. Esta rectificación de AMLO, en caso de confirmarse, implicaría un paso gigantesco para activar un sector que podría traer 1 o 2 puntos de crecimiento del PIB cada año.
Hacer bien la tarea en casa es muy importante porque el contexto internacional está lleno de nubes que deberán descargarse pronto: el Brexit se definirá en detalle y lo más probable es que traiga problemas para Gran Bretaña, Europa y el mundo; Estados Unidos y China seguirán en el estira y afloja de su guerra comercial mientras confirman la ruta que nos lleva del Libre Comercio al Comercio Administrado. Si no ocurre un milagro, la aprobación del T-MEC se pasará hasta el 2020 o más tarde y veremos cómo entran en territorio de crecimiento negativo algunos de los países de referencia en la economía internacional: Alemania, Gran Bretaña, Italia, Singapur y Brasil.
La encuesta de Consulta Mitofsky para El Economista deja claro que al mexicano promedio le preocupa más la inseguridad y el combate a la corrupción que la economía, pero eso no quiere decir que la economía pueda seguir sin una afinación mayor: la caída en la inversión nos indica que los empresarios no consideran que las condiciones sean propicias para asumir riesgos y la desaceleración del consumo deja claro que el optimismo posterior al 1 de julio del 2018 es cosa del pasado.
Luis Miguel González
Tomado de El Economista