«Hay quienes, incluso entre los más críticos del presidente, vieron en la forma en que gritó la noche del 15 de septiembre, un punto de partida que el mismo López Obrador podría utilizar para superar divisionismos y confrontaciones entre mexicanos, para dar paso a un discurso más incluyente y conciliador y que promueva más las coincidencias que atizar las diferencias y estigmatizar las disidencias». Lo escribe Salvador García Soto en «El Universal» de Ealy Ortiz.