PATRIMONIO
¿Por qué estás endeudado?
Joan Lanzagorta
Casi todos los días me llegan solicitudes de asesoría de personas que están en una situación desesperada, buscando una receta para salir
Últimamente he hablado mucho de deudas en este espacio. La razón es que me preocupa mucho que, en México (y en otras partes del mundo), la clase media está sumamente endeudada. Casi todos los días me llegan solicitudes de asesoría de personas que están en una situación desesperada, buscando una receta para salir. La verdad de las cosas es que, si ya no pueden pagar, hay poco que pueda hacer más que orientarles para aprender de su experiencia y buscar darles los elementos que les permitan hacer un plan.
¿Por qué pasa esto? ¿Por qué la gente llega a un nivel tan elevado de endeudamiento? Hay muchos argumentos, algunos simplistas y otros demasiado complejos. Pero me gustaría destacar algunos aspectos que nos pueden ayudar a entenderlo mejor:
1. El ambiente (entorno y publicidad). Las empresas buscan vender sus productos y, para llegar a más personas, promueven el uso del crédito. Un ejemplo clarísimo en México es la cantidad de promociones a meses sin intereses que hay, que han llegado hasta el absurdo: en algunos restaurantes me han ofrecido pagar la comida que ya disfruté en cómodas mensualidades.
A mucha gente se le olvida que, aunque sean sin intereses, es una deuda. Estamos adquiriendo un compromiso de pago con nuestro ingreso futuro. Yo no podría imaginarme seguir pagando, por varios meses, una cena con mi esposa, o la despensa de la semana pasada en el supermercado. No tiene ningún sentido.
Pero hay personas que no piensan así y que aceptan estas promociones. Piensan que pueden manejar mejor su flujo de efectivo: guardar ese dinero e invertirlo, para generar intereses. El problema es que la psicología humana no funciona así y muchas de estas personas no tienen un estricto control de sus gastos, por lo cual terminan usando el dinero para otras cosas.
Otros utilizan su tarjeta de crédito para pagar cosas que no les alcanzan. Gastan de más. No pasa nada si esto es muy de vez en cuando, pero si se hace una costumbre, tarde o temprano el destino los alcanza. Un día simplemente ya no pueden pagar.
Finalmente, están esas empresas que disfrazan tasas de interés altísimas, en pagos chiquitos. La gente, por ignorancia o por necesidad, los acepta sin siquiera preguntar ni hacer cuentas. Es otra manera de atrapar el ingreso futuro.
2. El mal otorgamiento del crédito. Muchos bancos en busca de colocar sus productos ofrecen crédito de manera indiscriminada. En los centros comerciales siempre hay módulos que ofrecen tarjetas. Por correo electrónico, en el portal del banco y hasta en el cajero automático, salen ofertas de créditos de nómina que se pueden aceptar con tan sólo apretar un botón.
Alguna vez llegó a casa una tarjeta de crédito a nombre de mi hija, que en ese momento era menor de edad. Nunca supimos cómo consiguieron sus datos, ni cómo fue que la autorizaron. Obviamente la cancelamos tan pronto como la recibimos.
3. La mala cultura de previsión y la falta de cultura financiera. Mucha gente no lleva un plan de gastos, otros ni siquiera un registro. Viven casi por inercia y adquieren, por lo tanto, varias deudas al mismo tiempo pensando que las podrán pagar más adelante.
Un claro ejemplo de esto es durante el Buen Fin. Hay familias que dan el tarjetazo sin darse cuenta de la cantidad de veces que lo hacen. De manera individual, cada una de esas compras no representaría un problema. Pero de manera acumulada sí. La sorpresa llega con el estado de cuenta, con una mensualidad sin intereses tan grande que excede su capacidad de pago.
4. Problemas de autoestima. Hay personas que tienen una muy baja autoestima. Ellos tienden a sentirse derrotados cuando tienen cargas muy pesadas, a pesar de que todavía podrían salvar su posición. Es decir, cuando piensan que ya no podrán pagar, dejan de esforzarse, empeorando aún más su situación.
Del otro lado de la moneda encontramos a las personas sumamente confiadas, de alta autoestima. Piensan que lo pueden todo y muchas veces esto les impulsa a adquirir deudas sin un buen análisis de por medio y endeudarse más allá de su capacidad de pago.
5. El género. Ahora que está tan de moda hablar de ello, hay diferencias importantes entre hombres y mujeres. Se ha demostrado que, en general (aunque hay de todo), cuando ellas llevan la responsabilidad financiera del hogar, lo hacen de manera mucho más ordenada que los hombres, quienes tienden a adquirir demasiadas cosas para ellos. Por otro lado, cuando ellas no se involucran y dejan la responsabilidad de planear las finanzas personales a sus parejas, tienden a gastar de más. Son estadísticas nada más, como ya mencioné hay de todo, pero vale la pena tomarlo en cuenta.
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Tomado de El Economista.