Dinero, amor y felicidad
Dra. Claudia Viveros Lorenzo
Dicen que con dinero baila el perro. Qué es más fácil ser infeliz teniendo una cuantiosa fortuna y que no da la felicidad, pero que ayuda a sobrellevar la tristeza. Que todos encontramos diferentes formas de ser felices y que cada fórmula es muy personal. Esto último es lo más sensato que puedo aceptar. Pero las primeras premisas me cuestan trabajo. Me salta mucho la pregunta si en verdad el dinero lo es todo y que a través de él se logra ser menos infeliz.
Creo que el poder adquisitivo nos da cierta tranquilidad, eso es definitivo, pero también creo que tenerlo no es sinónimo de ser completamente feliz. Escucho de mucha gente altamente infeliz, con depresiones profundas y vidas sumamente vacías que están inmersos en dinero. También creo que actualmente, en esta época llenita de cosas superfluas y huecas, es apremiante hablar de cosas realmente valiosas que no precisamente se pueden contar a traves de monedas o billetes. Por ejemplo dignidad, honestidad, sinceridad, respeto, sacrificio, fidelidad.
Los billetes van y vienen, no podemos vender aspectos infimamente más costosas por unos cuantos.
Por ejemplo, los modelos de “sugar daddy o sugar mommy” ahora son lo más común, y escucho mucha gente jóven y no tan jóven deseosa de encontrarse un prototipo de estos para poder tener una vida más “ligerita”. ¿No es horrible?. Y esto no solo aplica para las relaciones personales, también para las profesionales.
Estamos de acuerdo de que estamos inmersos en un mercado, en el cual somos un producto que espera desempeñarse y poder “venderse” al mejor postor, pero… ojo. Esto no quiere decir que solo por obtener una buena cotización vamos a ejecutar actos fuera de lo que nuestros principios tienen como correcto.
Sé que la vida esta bien difici, como dicen, y que el dinero alcanza cada vez menos, que tambien muchas veces vemos cosas muy injustas, como gente que poco merece pero que mucho obtiene. Pero eso no quiere decir que debemos seguir la corriente.
Creo que en cada uno esta la motivaación al cambio. Que nuestra labor debe estar muy enfatizada a las nuevas generaciones. Que necesitamos un momento en el que detenernos y cambiar esos paradigmas tan nefastos. Que debemos revalorar esa palabra enorme que es : amor.
Dígame cuanto podría valer para usted el amor. ¿Lo podría comprar? Si es así, ¿le gustaría hacerlo? Le caería bien saber que lo obtiene de esa manera y a su vez, estaría dispuesto a vender el suyo. ¿Su conciencia lo dejaría dormir tranquilo?
Estamos colapsando como especie. Y no queremos entenderlo. Seguimos caminando al precipicio, y ni siquiera con una venda en los ojos, porque estamos tan ciegos que no hace falta ponernosla, aún con los ojos bien abiertos, no logramos ver, que somos grandiosos, que existimos y que esa experiencia llamada vida, necesitamos llevarla a cabo lo mejor posible. Que cada uno de nuestros actos repercuten en un todo, y que ese todo, necesita energía de la buena. Tenemos más de dos mil años enrumbados al abismo, sin poder ponernos de acuerdo, sin mirar lo que necesitamos mirar. Sin siquiera lograr amarnos a nosotros mismos para poder amar al prójimo de la misma manera y entender que no existe un precio cercano para el tesoro que somos. Al contrario somos tan valiosos y tan impagables que solo por medio del amor y del bien ser, podemos ser de otros.