PATRIMONIO
Nuestros hijos y el dinero
Joan Lanzagorta

Como padres, es nuestra responsabilidad velar por el bienestar y la seguridad de nuestros hijos, a fin de que desarrollen todo su potencial. Por ello, debemos cuidar también qué pasaría con ellos si les llegásemos a faltar. No tenemos la vida comprada y lo único que está en nuestras manos es la previsión y planeación.

Hay dos aspectos fundamentales:
1. Escoger, en común acuerdo con la pareja, un tutor que podría encargarse de ellos en caso de que ambos padres falten, y nombrarlo debidamente en un testamento. Los padres comúnmente piensan que su pareja se encargará de los hijos en caso de que alguno de los dos llegase a faltar. Pero también hay que pensar qué sucedería si ambos mueren simultáneamente en un accidente, o bien con pocos meses de diferencia. ¿Quién podría hacerse cargo?

La respuesta más lógica sería los abuelos, si todavía viven. Pocas parejas hablan de esto y simplemente suponen que los padres de él o de ella (sin definirlo) serán las personas encargadas. Pero no siempre son ideales: suelen tener una edad avanzada y en muchos casos un ingreso limitado (pensión).

Por eso hay que pensarlo bien. Cada día se ve más que las parejas piensan en el hermano o bien en un amigo cercano que comparta sus conceptos de vida y que a la vez adore a sus niños.

El tutor legal se nombra, normalmente, dentro del testamento. Es importante que ambos padres lo hagan (y que ambos nombren al mismo tutor, para evitar disputas posteriores). No quisiéramos que una decisión tan importante quedase en manos de un juez de lo familiar, que ni siquiera los conoce.

Cuando hayan elegido de común acuerdo al tutor, es importante que los dos tengan una larga plática con esa persona, primero para ver si aceptaría esa responsabilidad. A nadie le gustaría que le cayera algo así de sorpresa. En esa reunión debemos explicar nuestras razones, nuestros conceptos de vida y nuestros deseos. También valdrá la pena garantizarle que dejaremos los recursos suficientes, en dado caso, a través de un seguro de vida.

2. Lograr una continuidad en su nivel de vida, y en su educación. Vale la pena repetirlo: como padres somos responsables de garantizar que nuestros hijos cuenten con los medios suficientes para salir adelante, pase lo que pase. En este sentido, el instrumento ideal es el seguro de vida, que cubra también invalidez.

Hay varios tipos de seguros de vida y distintas estrategias que podríamos aplicar. Una de ellas es el seguro educacional, el cual garantiza una suma asegurada para que puedan ir a una buena universidad. Es un producto muy noble porque, en caso de invalidez del padre, el seguro pagaría la suma contratada. En caso de fallecimiento, volvería a indemnizar. Aún así, llegado el vencimiento de la póliza, pagaría nuevamente la suma contratada para la universidad.

Estos seguros son flexibles en el sentido de que se puede incrementar, a un costo muy económico, la suma asegurada por fallecimiento e invalidez. Esto es muy importante, para que haya dinero suficiente para que mantengan su nivel de vida, hasta el término de sus estudios (y, por consiguiente, que logren independencia económica).

Desde luego, es importante que la pareja sepa que tenemos el seguro. De hecho, en varias aseguradoras se puede cubrir de manera mancomunada (el seguro paga si alguno de los dos fallece). Debemos nombrar además beneficiario sustituto, en caso de que el principal fallezca (muy importante, de lo contrario la suma asegurada se entregaría a la sucesión legal según lo determine un juez).

Finalmente, vale la pena tomar en cuenta que la vida cambia y en ocasiones no actualizamos nuestros planes. A veces hay divorcios o nos damos cuenta de que el tutor que elegimos hace tiempo ya no es el ideal, lo que implica tener que ajustar nuestro plan. Es importante, por lo tanto, revisarlo una vez al año.

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jlanzagorta@nulleleconomista.com.mx

Tomado de El Economista.