OPINION // DRA. CLAUDIA VIVEROS LORENZO// SIN MEDIAS TINTAS.

La fidelidad.

El amor es libertad. Libertad de decidir con quién estar, cómo, cuándo, dónde y hasta porqué. El que ama de verdad ofrece libertad y de la misma manera se la auto otorga. Mucha gente confunde actualmente libertad con ”relaciones abiertas” en donde se quieren ver súper “open minds” y declarar que con sus parejas se dan el permiso de estar con otras personas sin problemas, siempre y cuando no haya amor de por medio, porque el amor, solo se lo dan entre ellos dos y lo demás, es solo “roces sin importancia”. Algunos alegan que la raza humana no es monógama y que no podemos pedir “peras al olmo”, que nadie es fiel en esta vida a otra persona. Sinceramente yo si creo en la monogámia y creo que podemos llegar a ella. Así que en esta última sentencia, pienso que se deja ver un poquito de luz, de verdad.

Es bien difícil ser fiel a otro si no se ha logrado ser fiel a uno mismo. Por ahí deberíamos empezar siempre. La autofidelidad debería ser asignatura básica desde nivel inicial hasta universidad. Quien no curse por lo menos tres módulos debería mantenerse abstemio de querer entablar una relación con otro. Y es que uno debe entender que debe amarse y respetarse cada día de su vida. Creer y mantenerse fielmente en sus convicciones, en sus formas de entender al mundo, conduciéndose por un camino de bien, que de primera instancia sea, bueno y solo bueno, primero para sí mismo y luego para la sociedad en que vive. Pero no, estamos tan perdidos que a los que más nos gusta engañar es a nuestra persona. O no me va a decir que ponerse pretextos para ir al gym, para empezar una dieta, o para estudiar un curso nuevo, son muchas de las maneras en que somos infieles a nosotros mismos, negándonos posibilidades de crecimiento y de desarrollo. O cuando nos negamos a ejecutar una buena acción, como ayudar al prójimo o cuando sin querer alguien nos da por equivocación algo que no nos pertenece o se nos atribuye algo sin merecer, pero preferimos callar y obtener de forma fácil y poco honesta. Entonces aquí encontramos el elemento esencial para amar en libertad y para aprender a ser fieles: la honestidad.

Cuando logramos ser honestos con nosotros mismos y vivir en verdad, pues entonces en fácil poder otorgar fidelidad a otros y amar en libertad. La fidelidad en pareja es de los regalos más bonitos que el amor real te da.
Y no es un regalo al prójimo, realmente es un regalo propio. El saber que se puede ser confiable, honesto, que otorgas respeto y que no hay nada que temer y se puede mirar a los ojos al ser amado sin tapujos es cosa de otro nivel. Saber ser fiel es conducirse en el bien hacer, siendo completo, otorgando amor de verdad.

Yo me pregunto si todos aquellos que les gusta “jugar con fuego”, viviendo en mentira, saltando entre puentes de traición y malicia, creyendo ser muy listos porque quizá hasta la fecha no los han descubierto o porque siempre han sabido manejar situaciones a su favor, pueden vivir tranquilos. Si se miran al espejo con plenitud y si pueden andar con la paz de creer que son dignos de ser amados por otros.

Repito, no solo pensemos en la fidelidad de pareja, llevémoslo a cualquier plano, como hijos, como hermanos, como empleados, como habitantes de este país, debemos fidelidad y honestidad en todo lo que llevamos a cabo. Incluso, creo que puede ir haciendo el ejercicio en crecimiento, como dije ya, empezando por sí mismo y replicándolo en todo contexto. Va a ver que bonito se siente.
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