Una ruta imposible

Marco Aurelio González Gama

 

Muchos amigos, familiares incluso, me han comentado lo difícil que se ha vuelto transitar en vehículo en el tramo de la autopista que va de Córdoba-Orizaba a Puebla, concretamente en el perímetro que va de la deviación a Maltrata a la caseta de Esperanza. Esta ruta, en sentido de este a oeste, es la vía de comunicación que une a los estados de Veracruz y Puebla.

 

Quienes conocemos la ruta, sabemos que simplemente en el tramo de curvas de la cumbre (Maltrata), su manejo es harto complicado por la pendiente del macizo montañoso que hay que sortear perteneciente a la Sierra Madre Oriental. El que les platica ha visto crecer a esa vía de comunicación –que entre paréntesis he transitado cientos de veces- desde que era una “moderna” y flamante súper carretera de solo dos carriles, allá por los años 60 y 70, hasta que ya entrados los años 80 le metieron otros dos carriles para convertirla en autopista. Antes alumbraron el tramo de la cumbre para una mayor seguridad de los conductores, sobre todo en las temporadas que se presentan intensas neblinas que apenas dejan ver en las noches al vehículo que lleva uno adelante.

 

Pero digamos que esas complicaciones naturales propias de la sinuosidad de la ruta, más el cambio abrupto del clima seco propio del altiplano de México con el húmedo de la montaña veracruzana eran dificultades perfectamente salvables si se manejaba con precaución. Y miren que manejé muchísimas veces esa ruta, de día, de noche, con agua, neblina, accidentes de por medio, derrumbes, deslaves, carretera en pésimo estado… y para qué le sigo, y nunca tuve un problema atribuible a mi destreza para conducir en carretera. Solo una vez, empezando a subir la cumbre, un auto ajeno que iba manejando tuvo una falla mecánica por lo que nos dejó parados a mis acompañantes y a un servidor a pie de carretera.

 

Pero hoy transitar por esa carretera se ha convertido en una suerte de ruleta rusa. Están asaltando a cualquier hora, se disponen falsos retenes dizque de seguridad y con ese pretexto están desvalijando a incautos conductores, a mano armada, de alto poder. Si bien les va a los asaltados las pérdidas no pasan de cosas materiales, dinero y documentos personales, y el mal trago por supuesto, pero últimamente están despojando a la gente hasta de sus vehículos, y se tienen reportes de otra que ha resultado agredida físicamente e, incluso, que ha sido levantada con consecuencias graves.

 

Debo mencionar que esos incidentes están ocurriendo en su mayoría y hasta ahora, del lado del estado de Puebla, aunque también es necesario precisar que la autopista está bajo jurisdicción federal, por lo tanto está vigilada por la Policía Federal, la antes conocida como Policía Federal de Caminos. Pero los reportes no nada más me han llegado de particulares, amistades y familiares, también de empresarios transportistas y comerciantes que utilizan esa ruta terrestre para el movimiento de mercancías.

 

Me preocupan que esa carretera ya sea un terreno de la delincuencia, organizada o no, eso es lo de menos, lo preocupante es la falta de seguridad en esas rutas que antes transitábamos como sin nada, de manera despreocupada.

 

Algo tienen que hacer las autoridades competentes.

 

¡Urge!