“Hoy va a ser el día”.
Claudia Viveros Lorenzo
Con tan solo 11 años, estaba decidido a acabar con los integrantes de su salón de clase y después con su vida. Dos pistolas fueron las armas que logro obtener para llevar a cabo su objetivo. Estudiante de sexto año de primaria, enfundado en su uniforme del diario. Cualquiera en su ir y venir, podría pensar que todo estaba bien. Sus calificaciones eran excelentes.
Cuando los tiros empezaron a detonar, los presentes gritaron y lloraron. Corrían sin poder creer lo que estaba pasando. Algunos se escondían debajo de las bancas a solicitud de uno de los maestros que pedía se tiraran al piso para protegerse.
José Ángel llegó cerca de las 8:20 a su salón de clases y pidió permiso para ir al baño, donde permaneció cerca de 15 minutos, hasta que su maestra fue a buscarlo y lo encontró cambiado, enfundado en un pantalón negro, con tirantes y playera blanca. Portaba dos armas, una, calibre 22 y otra, calibre 40 y comenzó a disparar, hirió a 6 y no paró hasta matar a su maestra, María Assaf Medina, para después suicidarse.
La madre de José murió, lo que hizo que fuera cuidado desde entonces por sus abuelos. José no encontraba rumbo. Aparentaba que todo estaba bien, pero era todo lo contrario. La movilización en Torreón, Coahuila, México, no se hizo esperar, los padres de los alumnos del Colegio Cervantes, al enterarse de la noticia, comenzaron a acudir inmediatamente al lugar de los hechos en la búsqueda de sus hijos. Y como siempre las autoridades de primera instancia, atañen culpa a los videojuegos a los que los niños están expuestos, en este caso específicamente a “Natural selection”.
El padre de José no ha dado ninguna declaración, no se sabe nada de los adultos que estaban a su alrededor, y que increíblemente no se dieron cuenta que el pequeño tenía en su poder dos pistolas. Facto que nos da bastante información, porque, cómo es que un menor tiene la facilidad de alcanzar dichos instrumentos y llevarlos en su mochila al colegio y cómo es que nadie se había sentado con el ha hacerle la pregunta mágica que todos necesitamos: ¿cómo estás?
Ahora, seguramente estos adultos, tendrán su cabeza revuelta, buscando respuestas. Ahora sí, estarán recordando y analizando segundo a segundo la conducta de José Ángel. Ahora que todos opinamos y por fin, este niño ha logrado la atención que tanto necesito en días pasados. Las autoridades piden que se active el operativo “mochila segura”, para estar en constante revisión de las pertenencias que los alumnos llevan a sus instituciones educativas.
Más allá de revisar sus posesiones físicas, sería ideal rebuscar en las cabezas de nuestros infantes, otorgar espacio para pláticas constructivas y enfocadas a develar sus emociones y carencias. Pero seguramente todos debieron estar muy ensimismados en las propias, para dar cabida a las de José.
Sus abuelos, su padre, y todos los que estaban cerca y lo amaban, cargaran a partir de hoy con el hecho. Entendiendo que más que alimento, vestido o educación, todos necesitamos también mucho amor, atención, tiempo de calidad, compañía, aprender a comunicarnos y empatía. Esta noche José Ángel debe estar ya, en otro plano con su madre, sentado explicándole lo que pasó y dándole los detalles de cómo es que pudo llegar a hacer lo que hizo, y ella lo abrazará. Ahora José ya no está solo, aunque la búsqueda por acabar con su soledad se llevó “entre las patas”, la muerte de dos más, que están dejando solos a otros que también los necesitan. Y el circulo vicioso vuelve a comenzar.