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Europa Press

El médico chino Li Wenliang, uno de los ocho doctores que intentó advertir sobre el brote de coronavirus y que fue acusado en diciembre de “comentarios falsos” por organismos de seguridad locales, no murió este jueves a causa de esa enfermedad en Wuhan, como se había señalado, aunque está grave.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) había lanzado un tuit lamentando su supuesta muerte. La noticia brincó a todas las portadas del mundo. Pero el hospital central de Wuhan desmintió la información sobre la supuesta muerte por coronavirus.

“En lucha contra la epidemia de neumonía de la nueva infección por coronavirus, el oftalmólogo de nuestro hospital, Li Wenliang, lamentablemente se infectó. Actualmente se encuentra en estado crítico y estamos haciendo todo lo posible para resucitarlo”, reportó el centro médico a través de su cuenta oficial de Weibo.

Antes el Global Times anunció en un tuit: “El médico chino Li Wenliang, uno de los ocho denunciantes que intentó advertir a otros médicos del brote de coronavirus pero fue reprendido por la policía local, ha muerto por el coronavirus este jueves en Wuhan”.

El director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan, había confirmado su fallecimiento en una conferencia y transmitió sus condolencias. “Estamos profundamente tristes. Tenemos que celebrar el trabajo que hizo en la lucha contra el coronavirus“, comentó desde Ginebra, Suiza.

Li Wenliang escribió a sus colegas en los grupos de redes sociales WeChat el 30 de diciembre que siete casos de SARS habían sido confirmados en un mercado de mariscos local. El hombre de 34 años desconocía que el nuevo coronavirus pertenece a otra cepa.

La publicación de Li se extendió por varias redes sociales chinas y de inmediato se volvió viral, ya que la gente tenía cada vez más miedo al regreso del SARS, la cual dejó en 2003 más de 600 personas muertas en todo el mundo (349 en China) y 5 mil 327 afectados en nueve meses.

Al día siguiente, Li y otros siete médicos, que publicaron en las redes sociales informes de una epidemia emergente, fueron convocados a la policía de la ciudad de Wuhan. Se les advirtió que, en adelante, no hicieran “declaraciones falsas en línea” que pudieran socavar gravemente el orden público.

Una mujer usando un cubrebocas camina por un supermercado casi vacío en Hong Kong, el jueves 6 de febrero de 2020. Foto: Vincent Yu, AP

En esta imagen del martes 4 de febrero de 2020, tomada por un pasajero, personal sanitario con ropa de protección camina por el crucero Diamond Princess, amarrado en Yokohama, al sur de Tokio. Las 3.700 personas a bordo estaban en cuarentena en sus camarotes después de que se confirmaran varios casos de un nuevo virus entre el pasaje. Foto: @daxa_tw vía AP

De acuerdo con el periódico El País, el oftalmólogo, un hombre casado que tiene un hijo y se estaba en la espera de otro, acudió a una comisaría local a “firmar una declaración en la que admitía su falta y prometía no reincidir”.

El pasado 12 de enero, Li Wenliang fue hospitalizado después de presentar diversos síntomas de la nueva enfermedad, sin embargo, se confirmó el diagnóstico hasta el 1 de febrero.

“Desde su cama de hospital, y mientras recibía millares de mensajes de agradecimiento y ánimo de numerosos internautas a través de las redes sociales, enviaba breves textos de tranquilidad en Weibo: no le habían retirado la licencia para ejercer como resultado de la denuncia; tampoco iba a denunciar él mismo a la policía. Le bastaba que se supiera la verdad”, publicó hoy El País.

Aunque China es el epicentro del brote y el país más afectado, el coronavirus se ha extendido ya a otros países del sureste asiático y también se han detectado casos en Europa y América. Fuera de China, dos personas han fallecido a causa del virus. La primera en Filipinas y la otra en Hong Kong.

Los signos comunes de infección incluyen síntomas respiratorios, fiebre, tos y dificultades para respirar. En casos más graves, la infección puede causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e, incluso, la muerte.