Los límites de la política monetaria en México
La semana pasada Banxico redujo la tasa de interés de referencia por quinta reunión consecutiva para ubicarla en 7 por ciento. El mercado anticipa que Banxico podría recortar la tasa a 6.50% en los próximos meses.
Aunque el mandato único de Banxico es la estabilidad de precios, el lenguaje utilizado en sus comunicados denota una preocupación creciente por el pobre nivel de crecimiento económico que atraviesa México desde el cuarto trimestre del 2018.
Si bien los niveles de tasa esperados por el mercado en los próximos meses son considerablemente menores a 8.25% que teníamos en la primera mitad del 2019, la reducción no necesariamente jugará un papel determinante como estímulo para la economía.
En la teoría, el mecanismo de transmisión de la política monetaria a la actividad económica es principalmente mediante el impacto de las tasas de interés en la disponibilidad y costos de crédito.
En principio, una disminución en la tasa de interés de referencia resulta en un menor costo del dinero y un mayor incentivo a los bancos a prestar, ya que la alternativa de dejar el dinero invertido en papeles gubernamentales es menos atractiva.
Esto, en teoría, permite fomentar el consumo y la inversión mediante la expansión del crédito, siempre y cuando los agentes económicos tengan acceso al crédito y cuenten con apetito y capacidad de mayor endeudamiento.
En el caso de países con sistemas financieros desarrollados y sanos, donde la mayoría de la población tiene acceso al crédito, la teoría es parecida a la realidad. En esos casos, las reducciones en la tasa de referencia de los bancos centrales normalmente se traducen en menores tasas de interés en los préstamos hipotecarios, al consumo, empresariales y corporativos.
Esto detona un ciclo de mayor consumo e inversión que ayuda a las economías a salir del bache. Sin embargo, la eficacia de la política monetaria como herramienta de estímulo puede verse disminuida en países con una baja penetración financiera como sucede en México.
A pesar de que el sistema bancario en México se encuentra bien capitalizado, no esperamos un beneficio inmediato en el costo, y sobre todo en la disponibilidad del crédito a las personas físicas y a la pequeña y mediana empresa.
Aunque el gobierno y los grandes corporativos con créditos a tasa variable sí tendrán un beneficio importante en sus costos financieros a raíz de la baja en la tasa de fondeo y la reducción en las tasas de largo plazo en el mercado, se antoja difícil ver un incremento sustancial en la oferta de crédito y una disminución en las tasas a la mayor parte del sector privado. Asimismo, la disminución en la tasa de referencia tampoco se traducirá necesariamente en una mayor demanda de crédito ante la creciente percepción de incertidumbre en el sector empresarial.
Para que la política monetaria funcione bien como herramienta de estímulo, es necesario que haya tanto una mayor oferta de crédito como una mayor demanda.
Desafortunadamente, las condiciones actuales, tanto por el lado de la oferta como del de la demanda, no permiten vislumbrar el inicio de un círculo virtuoso de crédito.
Tomado de El Economista.