Comunicación digital y el poder efímero
Si cambiamos nuestra forma de mirar las cosas, las cosas que miramos cambian.
Wayner W.Dyer
Hoy las conversaciones parecen ejercicios del pasado, la capacidad para captar la atención se presenta cada vez más complicada, la necesidad de consumo ha vilipendiado nuestras relaciones sociales. La construcción de mejores escenarios de vida social se erige precisamente a través de la cosmovisión colectiva.
Este escrito adquirirá mayor significado en el futuro, cuando la realidad digital nos rebase.
Recobrando la idea inicial es que me interesa precisar que mediante cientos de megas consumimos y nos comunicamos a través de las diversas plataformas diariamente, pero cada vez dedicamos menos tiempo a la interacción personal, no quiero parecer que estoy en contra de esta dinámica, sino me interesa precisar y dar curso aquello que parece que nos está lastimando como especie en algunos aspectos, como pueden ser los afectivos y la construcción social de lo que nos es común.
Ya Giovanni Sartori en los 90´s escribió una icónica obra titulada “Homo Videns” donde habla sobre el empobrecimiento de la capacidad de entender, en ese sentido los resultados de la prueba PISA 2019, muestran que apenas el 0.7% de los jóvenes mexicanos ha desarrollado la capacidad de discernir, lo cual afecta el desarrollo.
En la citada obra Sartori destaca que todo acaba siendo visualizado. Pero ¿qué sucede con lo no visualizable (que es la mayor parte)? Así, mientras nos preocupamos de quién controla los medios de comunicación, no nos percatamos de que es el instrumento en sí mismo y por sí mismo lo que se nos ha escapado de las manos.
Dice: lamentamos el hecho de que la televisión-red estimule la violencia, y también de que informe poco y mal, o bien de que sea culturalmente regresiva (como ha escrito Habermas). Para lo que preciso que esto merma la capacidad de construir sociedad.
Pero es igualmente preocupante, para aquellos que buscan controlar el poder, la intensidad y diversidad de formas transmitir información debilita la planeación para mantener la agenda o construir respuestas sensatas para el grueso de población.
Bajo ese hilo conductor: Manuel Castells en «Comunicación y poder» menciona que el proceso de comunicación influye decisivamente en la forma de construir y desafiar las relaciones de poder en todos los campos de las prácticas sociales, incluida la práctica política. Es decir, pareciera que quien mejor responda a las dudas de la agenda pública -en permanente coyuntura- mantendrá el poder, de lo contrario así como llegue se irá.
Tan relevante es este tema que para los científico sociales Daron Acemoglu y James A. Robinson famosos académicos del Massachusetts Institute of Technology(MIT) y autores de la obra “¿Por qué fracasan los países?”, en su más reciente libro “El pasillo estrecho” citan un artículo de 2018, titulado «Por qué la tecnología favorece la tiranía», de Yuval Noah Hariri donde presenta otra predicción sobre el futuro, cuando argumentaba que los avances de la inteligencia artificial nos anuncian el nacimiento de unas «dictaduras digitales» en las que los gobiernos serán capaces de observar, controlar e incluso dictar la manera en que interactuamos, nos comunicamos y pensamos.
De modo que la historia aún puede finalizar, pero de un modo muy distinto al que había imaginado Fukuyama. Pero ¿cómo? ¿Con el triunfo de la idea de democracia de Fukuyama, la anarquía o la dictadura digital?
Esta dictadura digital impacta al asumir y ejercer el poder mediante la articulación de tres fuentes de poder: violencia, dinero y desconfianza.
¿Cómo luchar contra eso? ¿Nos dirigimos hacia una dictadura digital?