JUNTA DE CONSEJO
¿Se ha aprendido?
Marielena Vega
Hablar de la crisis que vivimos es hablar de una crisis que no provocó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no es una crisis por exceso de gasto público, ni de deuda externa, no es una crisis bancaria o una crisis inmobiliaria.
Hablar de esta crisis es hablar de una crisis internacional, cuya vertiente es la salud, la cual, arrastra la economía internacional, incluso el cierre de fronteras que no se había visto en las últimas tres décadas.
Es hablar de una situación, cuyo golpe será letal para muchos ciudadanos del mundo. si el gobierno de cada país, en lo particular, no toma medidas de ayuda, será fatal.
En el caso de México como de cada país, el gobierno federal es el único que tiene la capacidad, tamaño y liderazgo para tomar medidas que sopesen la recesión. Cualquier decisión empresarial y vía sociedad serán paliativos.
Se pueden poner en prácticas medidas que se han aprendido a lo largo de la historia, y crisis que tuvimos como país, como bien se dice, aprender de los errores.
Al ser una crisis de salud, muy superior a la del 2008 de la influenza, la alternativa es aislar a las personas infectadas, sospechosas y enfermas, para entonces dejar al resto de la población avanzar, claro, esto si se pudieran implementar miles de pruebas diarias.
Al no tener pruebas ilimitadas, la opción que lleva a cabo el gobierno a través de la Secretaría de Salud, de todos en casa, es la adecuada, dicen los que saben, pero ello, genera una recesión letal.
¿Qué se puede hacer? Aprender del Fobaproa y hacer mejor las cosas; este esquema que repitió Estados Unidos en el 2008 con el rescate financiero e inmobiliario, antes de ser un rescate bancario, fue un rescate a ahorradores, a personas, a microempresarios, que no podrían ver desaparecer sus recursos de la noche a la mañana.
Hoy se debe pensar en rescatar empleos, empleos que no serán sostenibles con una economía frenada. El gobierno federal tiene la posibilidad de endeudarse, como lo hace el resto de los países, si bien, no a 100% como parte proporcional del PIB como lo hace EU, y países europeos, sí es sano elevar su nivel de deuda de 54% como proporción del PIB unos 5 puntos.
Utilizar los recursos del fondo de estabilización y posponer obras. A fin de dar estabilidad a familias para evitar que salgan de sus casas a cambio de mantener una estabilidad económica, y a empresas a fin de poder sostener empleos y salarios.
De lo contrario, no habrá forma de que se sostengan muchos trabajos, más cuando 80% de las empresas son micro y pymes, o más aún, a la falta de apoyo podría traducirse en una epidemia incontrolable, dadas las salidas a mantener una economía personal a flote. De lo contrario, y aprendiendo de la historia, el retomar negocios podría costar entre dos y tres veces más que el remedio.
No está México igual que en la crisis de los 70 y 80, cuando el error más grande fue elevar mucho el gasto público excediéndose de la capacidad de pago; además de que como país tardamos en abrir las fronteras al comercio internacional.
No obstante, como puntos positivos se hizo Cancún y se desarrolló la industria petrolera.
Tampoco se está privatizando la banca a precios altos descuidando las condiciones y estrategias a seguir, como sucedió en los 90, generando una quiebra financiera.
Ni hoy hablamos de una crisis absolutamente importada, como sucedió en el 2008. En esta ocasión tenemos una economía que no trae crecimiento alguno. Y que enfrenta la peor crisis de salud vista de frente a la falta de medicamento. De ahí, la urgencia de medidas que permitan evitar un colapso, un colapso donde no hay culpable directo, donde no se puede vivir del pasado, pero sí aprender de él. Hay de endeudarse a endeudarse, y es momento de tomar las medidas adecuadas. No es posible que todas las grandes potencias estén equivocadas al tomar esta alternativa.
Tomado de El Economista.