El comité de la muerte
Por: José Miguel Cobián
Todo inicia cuando nueve días después de la declaratoria de pandemia por parte de la OMS que se realizó el 11 de marzo, el comisionado nacional de bioética, el Dr. Manuel H. Chávez, presenta su renuncia a su puesto.
Esta renuncia se justifica por motivos personales, ya que el funcionario ¨deseaba retirarse¨, curiosamente después de que el borrador de la ¨Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica¨, se dio a conocer, y después también de que la UNAM se deslindara de haber participado en la elaboración de dicho documento.
En teoría, el mismo cuerpo colegiado que participó en la elaboración del documento, expresó su desacuerdo con el mismo, considerando que las expresiones son discriminatorias. El escándalo escaló a tal nivel que ya bajaron de la página web del Consejo de Salubridad General.
La polémica surgió cuando la población se dio cuenta de que lo que va a enfrentar serán decisiones de vida o muerte en caso de necesidad de utilizar equipos escasos con una enorme cantidad de pacientes que requieren usarlos, y por lo tanto, alguien habrá de decidir de acuerdo a ciertos criterios que se habían publicado en el borrador de la guía, quien vive y quien muere.
El consejo de Triaje, es el grupo de médicos responsable de decidir quién vive y quién muere por falta de respiradores por ejemplo. Imagine ud que llega a un hospital y que tiene cuatro respiradores y son siete las personas que requieren respirador. Se sabe además que a quien no le proporcionen el respirador simplemente morirá asfixiado.
Si usted es el médico que tiene que tomar esa decisión, su problema de conciencia será enorme, así que para ello, todos los países elaboran guías que sugieren cómo tomar las decisiones.
Es prioritario aclarar que si se hubieran comprado equipos desde enero en nuestro México, las decisiones de éste tipo a que se van a enfrentar los médicos, serían menos de las que hoy y en los próximos días habrán de enfrentar, precisamente por la falta de esos mismos equipos que desde enero se sabía serían necesarios. Considere además que México ha padecido desde siempre un déficit en equipos y que ningún gobierno, ni los pasados ni el actual decidieron comprarlos y poner los servicios médicos a la altura de los mejores del mundo. Eso sin excusar a quien a sabiendas de que venía la pandemia no hizo nada para preparar a los hospitales públicos para enfrentarla.
Volviendo al tema del triaje. Imagine que usted es uno de los médicos que tiene que decidir a quien le aplican los respiradores. La primera opción siempre será escoger entre los pacientes a los médicos o personal de enfermería y ellos siempre tendrán preferencia, ya que se considera que cada médico o enfermera que sobreviva, podrá a su vez salvar más vidas adicionalmente.
Fuera de esa primera restricción que nos hizo fruncir el ceño a más de uno, viene la siguiente. Depende de la edad del paciente. La Guía separaba por grupos de edades, y en dos condiciones iguales de salud, siempre se optará por el más joven.
Si uno tiene una enfermedad terminal o que le brindará mala calidad de vida por el tiempo que sobreviva y el otro está sano y tendrá mejor calidad de vida, se optará por el sano.
Así, una y otra vez hay que tomar decisiones, y en cada paso a evaluar se asigna un puntaje. Al final de acuerdo al puntaje se toma la decisión de a que pacientes dejar morir y a que pacientes tratar de ayudarlos a que sobrevivan.
Yo estoy poniendo como ejemplo el ventilador, pero pueden ser uno y mil aparatos, uno y mil factores que definan si alguien muere o no. Por poner otro ejemplo, tiene acceso limitado a una medicina que puede curar el COVID-19, y tiene 50 pacientes en estado crítico pero sólo hay medicina para 10. Tiene que escogerlos.
Una y otra vez el médico tiene que evaluar y se vuelve una carga muy pesada, que aquél que estudió para salvar vidas, tenga que tomar la decisión de a quien va a privar de la vida.
Si hay dos pacientes con el mismo estado de salud, y mismo pronóstico, pero uno tiene hijos y el otro no, se escogerá al que tenga hijos, porque su familia lo necesita.
Solo estoy escribiendo de manera aleatoria alguno de las múltiples casos a los que se va a enfrentar un doctor, en caso de carecer de todos los insumos, y para ayudarte a ti, amable lector a reflexionar al respecto.
El escándalo surge cuando trasciende que se dejará morir a los viejos y enfermos para dar preferencia a los jóvenes y que si en algún caso el puntaje es igual para dos pacientes, se sugiere que mediante un volado se decida quien muere y quien no. Es decir por un lado según los críticos, se establece de facto la eutanasia, y por el otro lado con un volado se decide la vida de una persona, lo cual suena muy poco profesional.
La mayoría de los países se están enfrentando al mismo dilema. Y han tratado de establecer guías para tomar las decisiones. En México el influyentismo, la presión social, podrían ser factores que el comité de bioética no considera, pero que son una realidad en nuestro país.
Como dato, en algunos países, los hospitales que atienden a los pacientes más graves, son administrados por el ejército, quien recibe al paciente a la entrada del hospital y de ahí, los familiares no lo vuelven a ver, hasta que se cura o hasta que reciben sus cenizas. Sin que exista la mínima posibilidad para los familiares de saber si su familiar recibe toda la atención profesional necesaria, o si el puntaje no le dio, y simplemente está agonizando en soledad, esperando la muerte. Porque además, por ser infectocontagiosa la enfermedad, no se puede convivir con el paciente. Incluso en algunos países, el enfermo terminal se despide de su familia vía video conferencia.
¿Cree usted que el pueblo de México esté preparado para conocer estos datos o hubiera sido mejor mantenerlos ocultos?
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