PATRIMONIO
Educación financiera para nuestros hijos (III)
Joan Lanzagorta
(Tercera de cuatro partes)

Una de las lecciones más valiosas que podemos dar a nuestros hijos tiene que ver con el valor de la honestidad y con la paciencia para poder lograr algo que quieren. Eso va muy relacionado con el tema de las deudas, pero vamos por partes.

En la entrega anterior hablamos del valor de la responsabilidad y la conexión entre dinero y trabajo. De esta manera, usan el dinero que han ganado para comprar cosas que ellos quieren tener. Esto naturalmente nos lleva a enfrentarnos con ellos a situaciones en las que simplemente no les alcanza y tienen que ahorrar para conseguir algún juguete más costoso. Tenemos así que enseñarles a ahorrar.

Esto es sumamente importante, no nada más en temas de dinero, sino que ayuda mucho a la formación de carácter. Es fundamental que los niños entiendan (siempre de acuerdo con su edad) que no pueden tener todo lo que quieren en el momento en que lo quieren, pero que pueden lograr cualquier cosa que se propongan, si tienen la paciencia y la virtud de construirlo poco a poco. El mejor aprendizaje se obtiene de la experiencia, que sientan el enorme gusto de alcanzar una meta.

hoy en día estamos viviendo épocas de gratificación instantánea. La tecnología hace que todo esté mucho más cerca y eso hace que la gente se haya acostumbrado a tenerlo todo aquí y ahora. Sobre todo los niños. Se pueden conseguir, incluso, créditos instantáneos. Pero eso también tiene sus problemas. No podemos enseñar a nuestros hijos a que vivan en un mundo de fantasía: tarde o temprano las cosas se pagan. Por eso más que nunca es tan importante transmitirles el valor de la gratificación retrasada. Entender que las cosas cuestan trabajo, pero la satisfacción que se obtiene, con paciencia es también mucho más grande.

Una estrategia que puede ayudar es enseñarles, desde pequeños, que el dinero que ganan va en tres bolsas: gastar, ahorrar y dar. De esta manera, de cada 10 pesos que ellos consiguen con su trabajo, siete van a la bolsa de gastar, dos a la de ahorrar y uno a la da dar (las proporciones pueden ser distintas, pero así les vamos enseñando a que ahorren 20% de lo que ganan, desde que tienen uso de razón, y también a que logren desarrollar empatía y generosidad a través de lo que va destinado a dar).

Como padres, debemos entender que cuando un hijo compra algo con el dinero que ha ahorrado estamos construyendo en él confianza (logra lo que se propone). Les da madurez y les construye una actitud ganadora ante la vida. Les enseña eventualmente (a medida que van creciendo) a priorizar.

Sé que muchas veces no es sencillo ni divertido tener que esperar o prescindir de ciertas cosas para alcanzar otras. Pero poder enseñar a los hijos poco a poco a plantearse metas y construir un camino para alcanzarlas es crucial para su vida, en todos los aspectos. También lo es el valor de la paciencia y la virtud de la gratificación que no es instantánea y que es mucho más amplia. Todo eso se logra si les enseñamos a ahorrar.

Pero también los vamos preparando para otra lección fundamental que tiene que ver con el papel de las deudas, la cual abordaremos en la la siguiente colaboración.

Joan Lanzagorta.

Tomado de el Economista.