DESPEGUES Y ATERRIZAJES
El cambio que viene
Rosario Avilés
En medio de la turbulencia que ha provocado la pandemia, es prematuro aún vaticinar los cambios que vienen y la forma en la que la industria aérea podrá resarcir los daños causados por la decisión de los países de cerrar sus espacios aéreos y restringir el libre tránsito de personas, lo que golpea directamente a los viajes y obliga a las aerolíneas a bajar de vuelo gran parte de sus flotas.
Hasta el momento, esto ha provocado que a nivel mundial la capacidad internacional de pasajeros haya disminuido en 89%, en tanto la generación de vuelos cayó 80% promedio en comparación con el 2019, en algunos casos el descenso fue mayor, precisamente en países donde la industria es más fuerte, como Estados Unidos (-87%), Reino Unido (-89%), Francia (-89%), Alemania (-90%), España (-93%), Italia (-94%) y China (-95 por ciento).
Nuestro país no está mejor. La caída es de 76% y eso porque empezamos después, pero se estima que, por lo mismo, la recuperación llegue más tarde. Y en el camino no será remoto que varias de nuestras aerolíneas tengan quebrantos profundos que, como en el caso del virus, serán más fuertes en aquellas que ya acusan enfermedades terminales.
Independientemente de cómo se desarrolle el final de la pandemia, es obvio que no viviremos eternamente encerrados y que las actividades productivas volverán a marchar, aunque aún no se sabe bien a bien cómo serán las restricciones de interacción social y las medidas de sanidad, al menos hasta que se encuentre la cura del Covid-19 y su correspondiente vacuna.
La semana pasada comentamos los escenarios de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para la recuperación del transporte aéreo. Ahora comentaremos los que vislumbra la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), que también son dos, el primero es el modelo V y el segundo el modelo U.
El primero supone una rehabilitación veloz a partir de mayo con 47% menos de asientos ofertados, 503 millones de pasajeros menos y pérdidas por 112,000 millones de dólares; el modelo U supone una contracción prolongada hasta junio, con 58% menos de asientos ofertados, 607 millones de viajeros menos y pérdidas aproximadas de 135,000 millones de dólares. Perspectivas bastante cercanas a las elaboradas por OACI, pero igualmente retadoras para el sector. IATA pone el acento en algo que es obvio: la capacidad que puedan tener las aerolíneas para recuperarse. De acuerdo con sus datos, el promedio de liquidez es de dos meses a nivel mundial, el máximo era de casi 10 para empresas del medio oriente y de Pacífico Sur, en tanto que en América (del Norte y Latina), Europa y África, el máximo era cuatro meses y 75% de las aerolíneas tenía efectivo para menos de tres meses.
Las consecuencias en el largo plazo que ve IATA es la desaparición de aerolíneas, de hecho hasta este momento han quebrado seis por el Covid-19; habrá también una reducción de flotas a nivel mundial, implementación de nuevas medidas sanitarias que es posible que incida en la configuración de las cabinas y el incremento de los costos. Sólo quien no entienda que la aviación vive al día no comprenderá la necesidad de salir al rescate, pero el efecto en la economía podría ser muy grave.
Tomado de El Economista.