PATRIMONIO
20 piezas para la construcción de tu patrimonio (I)
Joan Lanzagorta
(Primera de cuatro partes)

Mucha gente piensa que para poder formar un patrimonio y poder salir adelante con una vejez tranquila se necesita mucho dinero. Ésta es una percepción distorsionada de la realidad. Todos podemos construir un patrimonio que esté acorde con lo que ganamos y que nos permita incrementar, a la larga, nuestro nivel de vida para disfrutar nuestros años dorados con comodidad.

La construcción de un patrimonio es algo que se logra durante toda la vida, con paciencia y disciplina. No hace falta más que la unión de varias piezas y un poco de sentido común. A continuación, 20 piezas que, si bien no son las únicas (hay otras), son fundamentales para lograrlo:

1. Siempre debemos gastar menos de lo que ganamos. Esto significa ahorrar en la medida de nuestras posibilidades. Yo sé que suena trillado, pero es esencial, son los ladrillos sin los cuales no podremos construir nada. Desde que recibimos nuestro primer ingreso, debemos guardar (ahorrar) uno de cada 10 pesos que ganamos. Los 9 pesos restantes los podemos usar para vivir. Si estamos en una etapa intermedia de la vida y no tenemos ahorros, necesitaremos guardar más.

2. Entender que el que debe es esclavo del que le prestó. Las deudas son cadenas que nos anclan al pasado, pues parte del ingreso que recibimos hoy lo tenemos que destinar a pagar algo que ya compramos. Eso nos quita dinero para ahorrar y para satisfacer las necesidades que hoy tenemos. Se convierten en un círculo vicioso y hacen que la gente siempre viva detrás. Hagamos un plan para salir de ellas lo más pronto posible; así podremos empezar a construir.

3. Si queremos tomar control de nuestro dinero, tenemos que empezar a darle órdenes. Es decir, tenemos que asignar a cada peso que ganamos un trabajo. Esto se llama hacer un plan de gastos y es muy sencillo. Cada vez que recibimos dinero, tenemos que decirle a ese dinero qué es lo que tiene que hacer por nosotros, antes de que nos vuelvan a pagar: esto va al ahorro, esto es para la renta, esto para comida, esto para servicios, esto para diversiones, etcétera.

4. Tenemos que considerar también (muy importante) aquellos gastos que no ocurren cada mes, como por ejemplo la verificación del coche, las vacaciones, los regalos de Navidad o el regreso a clases. Si no lo hacemos, cuando se presenten tendremos que pedir prestado y esto nos causará un desequilibrio en todo nuestro plan. Es mucho más fácil ir separando de poquito en poquito para que, cuando se presenten, tengamos el dinero en mano para pagarlos, evitando recurrir a otros medios.

5. Una vez que hemos salido de deudas, nuestro ahorro tiene que estar destinado primero a construir un fondo para emergencias que cubra por lo menos tres meses de gasto familiar. Eso no se logra de un día para otro, quizás nos tome un año o más, pero vale la pena, porque las cosas pasan y este fondo nos permite manejarlas de la mejor manera.

Hoy, por ejemplo estamos viviendo una crisis por una pandemia que nadie veía venir y que está afectando a mucha gente en todo el mundo. Se han perdido empleos, la gente que gana por comisiones o por honorarios ha visto una disminución importante en sus ingresos. Además, en ocasiones el coche se daña o hay una humedad en casa que se debe atender de inmediato. El fondo de emergencias está para eso. Si no lo tenemos nuestra única alternativa será, de nuevo, caer en deudas. Esto alarga el problema y lo hace peor.

Tomado de El Economista.