Eufemismo

 

Paulo González

 

En fechas recientes se ha desatado en México la polémica sobre cómo debe llamarse a las personas que trabajan en la limpieza de casas ajenas. Ellas mismas han pedido que se les llame: “trabajadoras del hogar”. Pero, esta solicitud responde a un problema muy amplio: la valoración de su trabajo como algo indigno.

Las palabras que designan este oficio han cambiado mucho con el tiempo. Desde términos como criado, mucama, fámula, sirviente; hasta otros como muchacha, asistenta, limpiadora, empleada, etcétera.

El surgimiento de eufemismos es la consecuencia de entender que se ofende a alguien al pronunciar una palabra. Ejemplos como persona con discapacidad o negro son muy claros, en los que la actitud políticamente correcta promueve que el hablante sea creativo al momento de encontrar sinónimos  o de crear neologismos. Pero que se entienda: solamente si yo considero que al decirle negro a alguien lo estoy ofendiendo, entonces tengo la necesidad de llamarle de otro modo; por ejemplo: persona de color; sin embargo, todas las personas somos de algún color, con lo que no lo estoy definiendo, sería una frase adjetiva que puede aplicarse a un rubio, latino, asiático o negro. No encuentro ninguna razón para pensar que ser negro sea indigno, y, por lo tanto, ofesivo. De igual manera, la expresión persona con discapacidad es, desde el punto de vista lingüístico, perfectamente aplicable, se refiere a alguien a quien le falta una capacidad. Pero, que una persona no tenga la capacidad de ver, de oír, o de lo que fuere, no la hace menos valiosa o menos digna.

Entiendo que, desde el punto de vista histórico, han sido personas marginadas o que realmente han sido minusvaloradas; pero justamente por eso, creo que llamarlas por su nombre, sin recelo ni temor, nos haría verlas más claramente como lo que son sin reflejar dudas acerca de su valía. Por el contrario, los términos persona con capacidades diferentes, o persona de color, me parecen ecos de esa visión que les resta valor, es pudor por llamarles por su nombre, temor de ofender.

Tristemente, cuando la solicitud del eufemismo viene de la misma persona que es aludida, refleja el autoconcepto negativo que se tiene. Sé que a muchos negros no les gusta que les llamen así. No tienen nada qué esconder, miren un espejo, son negros y debe ser un orgullo, han ganado mucho terreno, tienen una gran herencia, tienen una gran responsabilidad histórica.