Voz en Libertad

Por: Paco Guisa

Van por el INE

La semana pasada AMLO se adelantó a dar el banderazo de inicio del Proceso Electoral 2021, en principio fustigando a la oposición con un innecesario “no me voy a dejar”, como respuesta a la Reunión de Gobernadores del PAN, la que el Presidente  en su paranoia identificó como sus adversarios reunidos para conspirar en su contra, lo que a mi parecer no tiene gran fundamento pues de esta reunión no hubo una declaración de los Gobernadores o de algún vocero de ellos que pudiera interpretarse como un ataque a AMLO o a su gobierno; también se inventó la existencia de un Bloque Opositor Amplio, BOA (donde absurdamente incluyó al propio INE), para tener su ”Molino de viento” al cual Quijotescamente atacar; y por otro lado inició una gira por todo el país, la que ya le urgía realizar para recomponer su imagen tan deteriorada con el pésimo manejo de la crisis sanitaria provocada por la Pandemia del COVID 19, y paralelamente empezó a hablar del proceso electoral como si estuviéramos ya inmersos en él, aun cuando faltan todavía 2 meses para su inicio formal, con expresiones como “yo seré el garante de la legalidad en las elecciones del 2021” y “no me callaré para denunciar cualquier intento de compra de votos”, lo que ha provocado la reacción de los Consejeros del INE, pidiéndole que no se meta pues la Ley se lo prohíbe.

Aunque de primera impresión podría decirse que el Presidente no está haciendo nada malo o al menos está diciendo lo que muchos mexicanos quisieran escuchar y ver hecho realidad, que se vele por elecciones limpias, libres y absolutamente democráticas,  lo cierto es que el análisis no debe quedarse ahí en los terrenos de la tierna ingenuidad de creer que AMLO está actuando como un auténtico demócrata, mientras el INE representa el enemigo a vencer, y es una de esas instituciones que en su momento mandó al diablo con su ya célebre frase “al diablo con las instituciones”.

Lo anterior merece un análisis mucho más profundo pues, sabedores de que todos los políticos en sus discursos siempre llevan una doble intención, primero la de reflejar una imagen de nobleza, generosidad y solidaridad con el pueblo y, en el fondo, la intención de manipular a las masas en su favor o en contra de aquellos que identifican como adversarios o, al menos, como obstáculos que hay que eliminar para el logro de sus fines. no debemos caer en la trampa.

Veamos, el adelantarse a hablar del proceso no significa que por parte de AMLO hable su característica ignorancia o desconocimiento de la Ley, pues ha dicho, con toda la intención de despertar a sus seguidores, que él tiene el mismo derecho a opinar como cualquier ciudadano, lo cual no se le puede contradecir, pero lo que no contempla es que la Investidura Presidencial no lo hace un ciudadano cualquiera, sino en el ciudadano más escuchado, primero  por ser poseedor del monopolio de la información mediante el uso de las prerrogativas de publicidad gubernamental de que goza el Ejecutivo, y segundo por su brillante invento de “las mañaneras”.

También es de analizar que entrar en controversia con el INE lo coloca en la posición que buscaba ya que en su momento se venderá como víctima de las instituciones, lo que parafraseándolo a él mismo le caerá “como anillo al dedo” para volver a cautivar a los millones de arrepentidos de haber votado por él en 2018, cuya caída se refleja en las más recientes encuestas que lo colocan ya en menos del 46%  de las preferencias y, en su lógica, seguramente piensa que lo que le funcionó anteriormente, ahora le volverá a funcionar. Sin embargo lo que no está midiendo es que ahora él es el Jefe de las Instituciones.

Por ello, es de esperarse una escalada de violencia verbal hacia el INE, que desafortunadamente cayó en su juego perverso al advertirle que no debe meterse en el Proceso, pues esto le dará el pretexto para emprenderla contra Consejeros y Consejo General por sí o a través de sus cientos de granjas de bots, de las que ahora difícilmente pueden ocultar su existencia. Para, con ello, lograr su objetivo de ver renunciar uno a uno a los Consejeros para poner a sus incondicionales y controlar así las elecciones o lo que es su fin último, desaparecer al INE para regresarle a Gobernación la facultad de preparar y organizar las elecciones, así como la de contar los votos, con lo que, una vez logrado, ya solo le quedaría el obstáculo del TRIFE para imponer una dictadura comunista en México.

Finalmente, es paradójico que ese INE con el que hoy AMLO entra en controversia, es la misma Institución que, con toda legalidad y probidad, organizó la elección de 2018, que lo puso en la Presidencia.