Somos nuestros pensamientos

 

Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo

 

Hay muchos que viven deprimidos y por consiguiente con hartos pensamientos negativos, los cuales los merman, los entristecen y no los dejan avanzar. Existen otros que todos los días luchan por seguir adelante, se automotivan, buscan el lado positivo a las cosas, encauzan su energía en producir eventos valiosos para él como ser humano y para su rededor.

 

La vida no es perfecta y mucho menos justa. La vida, es un montón de momentos que vamos teniendo que enfrentar y acumular, y como bien decía Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

 

Somos nuestros pensamientos. Y es bien difícil ser positivo el 100% del tiempo. Eso es un hecho. Es tambien, hartamente difícil, automotivarse, aprender a valorarse, amarse, y reconocerse.

 

Ya hablamos de dos tipos de personas, pero me falta una tercera, los que señalan a aquellos que construyen su estima a pulso, que reconocen sus virtudes, y las enaltecen, a esos, no se si llamarlos envidiosos,  o pobres de espíritu. Creo que sí, son más lo segundo, pobres muy, pero muy pobres de espíritu, porque no soportan ver a otro progresar y ser feliz. Valorarse, saberse pleno y defender sus talentos y dones, para no ser pisados por nadie. Incluso, cuando se va por la vida sintiéndose pleno, se le tacha de presumido o sobrado. Porque, uno debe ser humilde dicen. Lo malo es que muchos se confunden, creen que esa “falsa humildad” los hace ser mejores, aunque se mueren porque alguien los reconozca. Lo que no saben es que nadie necesita el reconocimiento de nadie, porque lo más valioso es el reconocimiento de uno mismo.

 

Entonces, como ni los reconocen ni se autoreconocen, pues obvio, viven malhumorados, señalando a otros, encontrando siempre el frijolito en el arroz, peleando con el mundo. Criticando todo lo que pueden. Siendo infelices y tratando de compartir esa infelicidad con todo el que se le atraviese. Hay algunos que son tan cómicos, que incluso se atreven a decir que no pueden ser de otra manera, porque resulta que así los educaron, y ni modo “así son” (ese es uno de los pretextos más baratos de la historia), y no tienen el valor de cambiar. Porque, señores míos, una cosa es lo que viviste ayer y otra muy distinta la que puedes empezar a vivir hoy. Solo se trata de actitud. De amor a uno mismo y obvio al prójimo. Porque solo queriéndose se puede querer a alguien más.

 

Así que quiérase harto. Adorese, obsérvese mucho. Encuentre todos esos detalles encantadores que tiene, y no solo físicos, también espirituales. Todos tenemos un poco de yin y otro poco de yang y no esta mal, al contrario, con sabiduría se equilibra, se pule, se detectan las áreas de oportunidad y se crece. Dígase siempre puras cosas bonitas, y también dígaselas a todos lo que pueda, vea el mundo con otros ojos, sí, sí, ya dije que la vida es dura, pero eso no quiere decir que vamos estar en la lloradera eterna. Póngase guapo o guapa para usted, cómprese una flor, cómase eso que tanto le gusta, y digase te amo todos los días antes de dormir.

 

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