Diana Rigg
¡Caray, en cuanto más avanza mi calendario cronológico personal, más siento la necesidad de remitirme a tiempos pretéritos, a mis épocas de la infancia en donde todo, absolutamente todo, era una novedad. Cómo habrán sido las cosas en aquellos años que descubrir por primera vez, por ejemplo, un objeto como una canica de las que traían una figura similar a un trébol –de hecho se llamaban así- integrada en el cuerpo de la esfera de vidrio era algo novedosísimo, era como admirar un diamante. Eran bellísimas esas canicas y pensar que costaban cualquier cosa.
Y así podría seguir enumerando un sinfín de cosas, objetos y artefactos que me remiten a mis años infantiles. En cuanto más gano en años, en cuanto más he vivido, el avance cronológico de mi calendario personal es directamente proporcional retrospectivamente hablando a mis primeros años de vida. En cuanto más avanzo, más regreso.
Acabo de leer una noticia triste, amarga en cierto sentido diría yo, que me llenó de melancolía y, otra vez, hizo retroceder mi mente y mi existencia a los años sesenta, a los maravillosos años sesenta. El pasado día 10 falleció en Londres, Inglaterra, la actriz Diana Rigg (Doncaster, Inglaterra, 20 de julio de 1938) a los 82 años de edad. Pero ¿quién fue la susodicha Diana Rigg? Para quienes tenemos una edad de riesgo alto ante la pandemia su nombre no va a ser ningún problema, seguramente la van, vamos, a recordar protagonizando una de las series de televisión más populares de aquellos dorados años en los que casi todo comenzó.
Diana Rigg junto con Patrick MacNee la serie británica de televisión Los Vengadores. Se trataba de un programa del género policiaco, en blanco y negro por supuesto, cuyo protagonista era el súper espía John Steed, inconfundible por su elegante vestimenta ataviado siempre de un bombín y un bastón. Emma Peel, la Rigg, era su ayudante que desempeñaba un papel no secundario, era como el complemento cerebral del investigador, era como la fórmula perfecta. Era una serie muy entretenida que, junto a otras también británicas (El Santo, Los Campeones, Dos tipos audaces -The Persuaders- con Roger Moore y Tony Curtis), disputaba la barra de series nocturnas de corte policiaco a las norteamericanas. Se daban un quien vive, todas eran muy buenas.
Diana Rigg a pesar de ser una mujer poseedora de una belleza más bien discreta, pronto se convirtió en aquellos años en un símbolo sexual, no obstante, insisto, de no tener un cuerpo recargado de formas y curvas, de no ser una rubia voluptuosa ojiverde u ojiazul pero que indiscutiblemente atraía poderosamente por su magnetismo misterioso que no pasaba desapercibido para nadie, mucho menos para un pispireto y despierto chamaco como este fusilero en ciernes, que para eso de la belleza femenina era muy avezado a pesar de su corta edad.
Recuerdo gratamente a Rigg como una chica Bond en ‘Al servicio secreto de su majestad’, la única protagonizada por una única vez por George Lazenby, que entra a sustituir a Sean Connery. Es también la única vez que el eterno agente secreto se casa, precisamente con la Rigg aunque al final la matan a ella por lo que el matrimonio se frustra. También como protagonista de Los Vengadores se la armó de pedo a los productores ejecutivos de la serie cuando se enteró que ganaba tres veces menos que Patrick MacNee. A partir de ahí entabló una querella hasta que logró que le pagaran exactamente lo mismo que a su coprotagonista. Últimamente apareció en la serie ‘Juego de tronos’.
No somos nada, descanse en paz Diana Rigg.
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