ALTAR

Con el paso del tiempo los seres humanos vamos aprendiendo a diario, cada día un poco, en y de la mejor universidad que existe que es la vida. Aquí se aprende que el verdadero hermano o hermana puede no ser el consanguíneo. Que ocasiones existen en que con dolor, pesar y angustia se comprueba a menudo que un hermano o hermana que puede ayudar, meter el hombro al hermano, no lo hace. En cambio, si se trata de perjudicar así sea a un consanguíneo o a sus propios padres actúan con celeridad y dan la idea de gozar, de disfrutar de sus acciones, de su infamia. Desde luego en todas las familias existe de todo, bueno regular y malo. Mas notorio por desgracia en los miembros o descendientes de una familia desintegrada cuya progenie crece con todo tipo de traumas inseguridades y complejos, cuando a estas circunstancias se agrega una baja escolaridad se magnifica el problema. Existen casos, porque Dios es muy grande, que ni las togas del más alto nivel logran superar la herencia genética. Los que conocen de esto saben que la herencia genética se diluye o reafirma hacia adelante o hacia atrás, en el medio rural el campesino, el ganadero, sabe que los animales del hato no se deben aparear padres con hijas o hermanos con hermanas porque se degenera la raza. Entre los seres humanos puede no ser necesario tanto para lograr los mismos resultados. Basta en ocasiones el ejemplo grosero, déspota, irracional, envidioso, de mala entraña. Los hijos, hijas y nietos actúan igual, cargando en su vivir conductas o desempeños impropios de gentes que no conocieron ni trataron. No pocos son de inteligencia sobresaliente y hábiles en su desempeño profesional, pero allí donde la vida les brinda la oportunidad disfrutan intentando causar daño y lo hacen sin ningún recato o remordimiento. Logran escalar en el mundo del saber, pero no logran superarse como seres humanos. Dicen en el campo “es que la escuela no quita lo pendejo” ¿Tienen hermanos así? De ellos y del sol entre más lejos mejor. Ocasiones existen en que entre este tipo de hermanos pasan años, no se visitan, no se saludan, no se hablan. Sí. También es cierto, así como de una espina nace una flor, aún en esas condiciones extremas de familias desintegradas hay hermanos y hermanas que son una verdadera bendición. Dios con ellos. De los otros su lejanía y su silencio sus logros o fracasos no alegran ni lastiman.

En cambio, el ser humano encuentra en el sendero que Dios reservó a sus pasos, amigos, así les llamamos, que son más hermanos que aquellos que nacieron del mismo padre y de la misma madre. Cuanta diferencia en el trato con el hermano amigo, se le procura casi a diario con respeto, con deferencia, con frecuencia, con cortesía, sí vive lejos se le envía un afectuoso saludo, se le felicita si cumple años, si obtiene un logro académico, en su vida personal o familiar, así como si merma su salud, gozas sus alegrías y te lastiman sus dolores. Es, sin serlo de sangre, tu hermano porque Dios así decidió que fuera.

En lo personal, entre muchos, la vida, Diosito, me dio un amigo. Un hermano. DON NOEL HUESCA VIVEROS, Me pesa, me lastima y me hiere su ausencia. ¡Cuánto lo extraño! Ya viene todos santos y esta vez por las medidas sanitarias impuestas por las autoridades para detener la pandemia, no podré depositar como cada año una rosa en su sepultura. Ni para él, ni para mi madre. DOÑA ELVIRA ZÁRATE MENDEZ, Ellos saben quién soy y de la madera que estoy hecho. También que no se rezar. Que esta es mi manera de hacerlo. En mi corazón está su ALTAR rebosante de todo aquello que en vida les gustó. Igual para todos mis amigos hermanos y familiares ausentes. Dios permita el eterno descanso de su alma.

SILVESTRE VIVEROS ZÁRATE.