Política incorrecta
La posada Noche Buena
Las Navidades, como la celebración del Año Nuevo, eran y siguen siendo dos fechas que en el calendario de festividades familiares tenían una significación muy especial en mi casa en Córdoba. Eran tan especiales el 24 y el 31 de diciembre que mi padre, invariablemente y durante una buena parte de su vida, vistió de traje y corbata para darle, digamos, un toque de solemnidad a tan simbólicas fechas del calendario cristiano. Mi viejo se ponía su mejor tacuche y su más relumbrada corbata y en el ritual familiar presidía las dos festividades. Como dice la popular expresión, se comía y se bebía pobremente pero con mucha frugalidad, en la mesa no sobraba ni faltaba nada, lo necesario estaba presente. Eso sí, no había rituales católicos de ningún tipo, era una ceremonia de corte laico aunque a mi madre le gustaba adornar el árbol navideño con su nacimiento, incluidos el pesebre, el Niño Dios, María y José, los reyes magos, los pastores, los borregos, el caballo y el buey. La religiosidad de mi madre no solo se sentía, estaba muy presente. Había una magia en mi casa que no he vuelto a sentir en ninguna parte, la extraño, añoro aquellos felices años. Este año en particular tampoco lo voy a olvidar, la pandemia nos tomó por sorpresa, descolocados, impreparados, de alguna manera nos ha alejado de nuestros núcleos familiares. No obstante, no sé qué tan incierto y lleno de cosas desconocidas será el 2021, pero creo que siempre habrá un mañana. Estamos obligados a ver para adelante con fe y esperanza en el futuro. Los días por venir seguirán siendo días de guardar, se prestan para la reflexión y para el conduelo por todas aquellas familias que en esta pandemia han perdido un ser querido. A final de cuentas es lo único que cuenta, de lo demás diría como sabiamente suele decir una querida tía, más se perdió en la guerra, las ausencias de seres queridos son irreparables, y de lo material ya Dios proveerá. Solo espero, además, que ilumine a nuestras autoridades para que podamos librar esta etapa desgraciada de la pandemia con las menores bajas posibles. Hay mucha fatiga, cansancio, hastío por este encierro que nos remite ya a marzo de este año que fenece. Nunca es tarde para desear que hayan pasado una feliz navidad, espero que el 2021 nos traiga salud y bienestar. Nota, el título de esta entrega rinde homenaje a un pequeño hotel, posada o casa de huéspedes que fue propiedad de mi abuela paterna. Ubicada en plena zona del principal mercado de Córdoba, abarcó buena parte de la historia del siglo pasado en mi tierra como alojamiento de la más variopinta clientela de la región. Su nombre refiere evidentemente muchos propósitos. Felices fiestas.
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