El protocolo incluye el pase de filtros, como la plena identificación de quien debe estar en una lista para recibir la dosis, y el llenado de un formulario con datos personales y de vacunación
Julio César Sánchez Robledo es médico residente de anestesiología en el Hospital Juárez de México. Desde marzo del 2020, en primera línea de batalla, coadyuva en la intubación de pacientes Covid-19. El 30 de diciembre recibió la vacuna de Pfizer, y consideró que no es un privilegio para los médicos, sino una responsabilidad para continuar al frente de la lucha contra el nuevo coronavirus.
“No es una inmunidad absoluta, y debemos cuidar todavía a la población que aún no se vacuna”, mencionó. Vía telefónica, Sánchez Robledo contó a El Economista que “al entrar en la pandemia nosotros dejamos de hacer actividades propias de nuestra especialidad, porque antes de ser especialistas somos médicos, y tenemos el compromiso de atender ante una emergencia.
“No somos médicos especialistas en el Covid, pero hay muchas cosas en las que podemos ayudar, como la intubación, el manejo de la ventilación mecánica y apoyar a los pacientes, porque no alcanzan los médicos especialistas. Por ejemplo, el equipo de anestesia fue incluido en los equipos en México y a nivel internacional, junto con terapia intensiva, urgencias y medicina interna”, explicó.
Así vivió la vacunación
“Se nos citó en el Campo Militar 1, y la atención estuvo muy bien. Lo tienen bien organizado. Tienen personal desde la entrada que te va guiando. Hay una fila específica para el Hospital Juárez. Hay un primer filtro donde te revisan la identificación del hospital y luego checan las listas para corroborar que estás citado ese día.
“Posteriormente se te pide que llenes unos formularios que te dan con el CURP, dirección, teléfono, correo y si tienes el antecedente de haber tenido Covid, en qué fecha, y si te vacunaste contra influenza, sarampión y otras vacunas en este año. Después te pasan a una carpa donde pasan un video sobre la explicación de la vacuna, y vuelven a revisar que tus datos estén correctos, y te explican sobre los efectos que se pueden presentar por la vacuna, y en cuánto tiempo te corresponde la segunda dosis.
“También ven que esté correctamente llenado un vale que te entregan donde colocan el lote del que procede la vacuna y el laboratorio, porque debe corresponder a la segunda dosis el mismo laboratorio y la fecha que a mí me toca, que es el 20 de enero. Después de eso ya te pasan a las cédulas de vacunación donde hay dos personas del Ejército; una revisa tu documentación y captura tus datos en una computadora y la otra te coloca la dosis.
“Se te da otra explicación sobre los posibles efectos, y piden que no manipules la zona donde se colocó la vacuna. Después de eso te pasan a una zona de observación por 20 minutos donde ven que no presentes efectos adversos. Luego te puedes retirar”.
El médico resaltó que la vacuna de Pfizer, así como las que están en proceso de aprobación, no evita la enfermedad, sino únicamente que en caso de contagio el paciente no se agrave o requiera hospitalización.
“No se puede evitar la enfermedad por completo. La función principal de las vacunas, al igual que la vacuna de la influenza, es que, si te enfrentas al virus y te infectas, no generes una enfermedad importante, no tengas que hospitalizarte. “(Los médicos vacunados) debemos cuidar todavía a la población que aún no se vacuna, y también nosotros mismos porque no tenemos mucha información posterior a la vacuna, y tampoco en la población mexicana. Entonces, cuidarse todo el tiempo hasta que esto se controle mucho más, hasta que se haya vacunado gran parte de la población y que lo veamos reflejado en las (bajas de) hospitalizaciones”, mencionó.
¿Quiere decir que no es un privilegio, sino una responsabilidad, al ser los primeros en recibir la vacuna?
“Es un compromiso, porque desde el momento en que se decide vacunar primero al personal de salud que está al frente del Covid, se tiene el compromiso, primero, de poner el ejemplo a la población; segunda, seguirte cuidando”.
Foto de Reuters.