Manuel Fernández Avila contó una anécdota: resulta que en un cambio de impresiones con el Presidente López Portillo, Manolo quedó de regalarle un hermoso potro anglo árabe de 3 años, «Alamaine». A los pocos días, en un remolque, se le hizo llegar a través del tuxpeño Angel Alvaro Peña, Coordinador de Giras Presidenciales. Al cabo del tiempo y a raíz de que Ronald Reagan iba a tomar posesión como Presidente de EU, López Portillo pidió autorización a don Justo Fernández y a Manolo para poder obsequiar ese potro al Presidente Reagan. Estuvieron de acuerdo, pero tenían que apurarse porque si el potro llegaba después de la toma de protesta, pasaría a ser propiedad del gobierno norteamericano. Y en virtud de que no tenia los documentos sanitarios en regla, hablaron con el gobernador de Baja California, Bob de la Madrid, quien organizó una cabalgata por la orilla del mar, cruzó la frontera, y de ese modo llegó a manos de Reagan- el que fue su potro consentido-, un día antes de la toma de protesta..