La avenida 20 de Noviembre en el centro de la ciudad de Veracruz, además de albergar docenas de negocios de zapatos, ropa y comida, también esconde entre sus cuadras una pequeña librería que, desde hace cuatro años resiste los cambios en el mercado y que ahora se enfrenta a la pandemia del covid-19.
La pila de libros que se encuentran en remate en la entrada demuestra que las segundas oportunidades siempre son buenas.
«El Vitral» es un espacio cultural independiente con librería de segunda mano, así lo describe su propietaria Adriana Jiménez.
Hace cuatro años Adriana comenzó el reto de administrar su propio negocio. Como psicóloga social, la lectura siempre fue parte importante de su formación educativa.
Admite que la idea de poner su librería nació de forma espontánea, nunca se imaginó que años después estaría viviendo de la venta y compra de libros.
Todo comenzó cuando su madre y ella se mudaron al centro de la ciudad, en aquel entonces ese espacio era utilizado como sala de espera para sus pacientes, ya que ambas tenían su consultorio en aquel sitio.
«Teníamos muchos libros que ya no queríamos, entonces se nos hizo muy fácil poner estos libros en la sala de espera y poco a poco las personas iban entrando a ver los libros que teníamos y dije que estaría padre dar una segunda vida a los libros que uno ya no quiere», comentó.
Después de renunciar a su trabajo como maestra se dedicó de tiempo completo a administrar su librería, con el tiempo tuvo que aprender todo lo que conlleva tener un negocio, desde la parte comercial, promocional, contratar empleados y hasta el mantenimiento del sitio.
Ahora todo lo aprendido lo ve como una inversión que pese a los cambios y días malos sigue resistiendo.
¿Cómo mantener el barco a flote en pandemia?
Adriana admite que el solo hecho de emprender un negocio nuevo implica muchas dificultades, pese a que en el puerto de Veracruz existen pocas librerías, el mercado que hay es muy extenso y con oportunidades limitadas.
«Cuando abrimos, si llegaban con frecuencia los clientes a decir que en Veracruz no se lee, lo cual a mí me llamaba la atención, porque llegaban muchos clientes a decir que no se leía, lo que me parecía un poco contradictorio. Yo creo que es más como la creencia de que no leemos», dijo entre risas.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INGEI), 41.1 por ciento de la población alfabeta de 18 y más declaró leer al menos un libro en los últimos doce meses.
Otro dato que arrojó el Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2020, señaló que 43.8 por ciento de las mujeres declararon que en los últimos doce meses leyeron algún libro y 34.6 una revista, porcentaje superior al declarado por los hombres en ambos casos.
Ante este panorama se sumó la crisis de la pandemia del covid, la incertidumbre que imperaba en los negocios desgastaba a los dueños, Adriana cuenta que a inicios la presión de cómo mantener el espacio a flote, debido a las medidas preventivas de confinamiento era uno de sus principales problemas.
«Estuvimos cerrados casi un mes en lo que pensábamos en más estrategias y pues nos sumamos a trabajar en línea y redes sociales y a partir de ahí nos mantuvimos a flote. Estuvimos iniciando con publicaciones de libros, atención personalizada por WhatsApp, Facebook, hacer entregas en casa, personalizadas y todo eso hizo que más personas nos conocieran», aseguró.
La entrega de pedidos a domicilio fue la acción operativa más instrumentada a nivel nacional por el 45 por ciento de las empresas, seguida de promociones especiales con 33.8, el trabajo en casa con 32.6 y las ventas por Internet con 29.6 por ciento, de acuerdo con el INEGI.
Confinamiento hizo que más personas se acercaran a comprar libros
Pese a que a inicios notaron una disminución en sus ventas por la baja de clientes, alrededor de 40 por ciento menos, las estrategias que implementaron junto a su equipo de trabajo les permitió salir adelante.
Conforme fue pasando el tiempo y las personas dejaron el confinamiento hubo un repunte en ventas, la búsqueda de libros comenzó a ser un escape ante los días de encierro.
«Notamos que muchas personas comenzaron a buscar libros, cuando no era muy común, entonces surgió la necesidad de estar en contacto, de tener un espacio donde viajar un poquito, qué es eso lo que nos ofrece el libro», contó.
Otra de las alternativas fue realizar distintos eventos virtuales como el Bazar Literario, antes del covid lo realizaban un domingo al mes, ahí diferentes colectivos se reunían.
Durante toda la emergencia sanitaria realizaron tres de estas actividades, así como mantienen reuniones de escritura creativa, clubs de lectura y talleres de encuadernación, estas actividades están abiertas a todo público.
«Esto es demasiado nuevo (la pandemia) es aprender a vivir con esta incertidumbre, de repente digo que estamos aprendiendo a surfear en las olas y si te caes nos volvemos y a la tabla de surf y a seguirle», puntualizó.
«El Vitral«, permanece abierto de lunes a viernes de 11:00 a 7:00 y los sábados de 11: 00 a 5:00 de la tarde, para todas las personas que deseen comprar, donar o intercambiar un libro.