«Don Chinguetas llegó a su casa en horas de la madrugada. Traía los cachetes y el cuello de la camisa llenos de manchas de bilé, o sea lápiz Labial. -¿Cómo explicas esto?» le preguntó  encrespada su esposa, doña Macalota. Relató don Chinguetas: «le díi 100 pesos  a un payasito callejero, que se emocionó tanto que me abrazó y me dejó estas marcas». -«Mientes, bribón. clamó la esposa- ¡Eres un desvergonzado!». Se defendió Chinguetas.- «No lo soy, si lo fuera no me daría verguenza lo que hice, y no habría inventado esta mentira»… Lo escribió Catón y lo publicó «Imagen de Veracruz».