«Un empleado de una importante armadora automotriz fue a obsequiarle un carro último modelo a Alvaro Obregón. -El presidente me dice que no puede recibir tan costoso regalo, que mejor le ponga precio para que él lo pague, le informa a su superior.. El empleado automotriz, que llevaba la consigna de hacer efectivo el obsequio a como diera lugar, vuelve a hablar con el general Obregón: -Muy bien, señor presidente, deme un peso. -¿Sólo un peso?  Que barato. Tenga dos pesos y tráigame otro carro: Salgado, 1986». Lo escribió Samuel Schmidt en el libro «El chiste político en México». Foto «EcuRed».