«Ni el radicalismo de Cárdenas ni el derechismo de Alemán: el gobierno mexicano se adentra  en el espacio puro, vacío e ilocalizable del centro. Desde alli, dirime, obsequia, advierte, cumple funciones de árbitro y padre benévolo de todos los mexicanos, sin distingos de clase e ideología; levanta el templo de la unidad nacional, iglesia que distribuye hostias a unos cuantos, tacos a la mayoría, sermones idénticos a todos, excomuniones a los descontentos, absoluciones a los arrepentidos, conserva el paraíso a los pudientes y se lo promete a los desheredados. Tal es el estilo oficial del régimen clásico mexicano, presidido, sucesivamente por Ruiz Cortines y López Mateos». Lo escribió Carlos Fuentes en su ahora muy recordado libro en la FILU UV: «Tiempo Mexicano». Foto de «Memoria Política de México».