Si los votos nulos fuesen un partido en Veracruz, estos tendrían más posibilidades de conservar su registro que seis de los siete institutos políticos de reciente creación que no convencieron a la ciudadanía el pasado 6 de junio, pese a que se les destinaron casi 66 millones de pesos en prerrogativas.
El Sistema Integral de Cómputos Distritales y Municipales (SICDM) refiere que en los comicios de diputaciones locales votaron 3 millones 595 mil 723 veracruzanos, de los cuales 104 mil 422 anularon su voto, lo que representó el 2.90 por ciento de la votación total.
Ese porcentaje está por encima del logrado por las fuerzas partidistas que pueden perder su permanencia en el escenario político estatal. El que más alta votación obtuvo, pero puede desaparecer es Redes Sociales Progresistas, que logró el 2.24 por ciento de la preferencia electoral, con 80 mil 756 votos, es decir, 23 mil 666 sufragios menos que los anulados.
En segundo lugar, está Encuentro Solidario (PES), con el 2.16 por ciento de la votación o 77 mil 959 sufragios (26 mil 463 votos menos que los anulados); le sigue ¡Podemos! con el 1.84 por ciento, 66 mil 312 votos (38 mil 110 votos menos que los anulados) y Todos por Veracruz, con el 1.77 por ciento: 63 mil 737 (40 mil 685 votos menos que los anulados).
Los votos nulos duplicaron los conseguidos por Unidad Ciudadana en las elecciones legislativas, ya que se hizo del 1.40 por ciento de los votos: 50 mil 629 (53 mil 793 votos menos que los anulados); y con respecto al Partido Cardenista, los sufragios anulados triplicaron los de este partido local, pues conquistó el 0.76 por ciento de la votación: 27 mil 353 (77 mil 69 votos menos que los anulados).
De los nuevos institutos en la entidad sólo estarína asegurando su permanencia Fuerza por México (FXM); Pero Redes Sociales Progresistas, que a nivel estatal está a cargo de Antonio Lagunes Toral y Encuentro Solidario, liderado por Gonzalo Guízar Valladares, perderían el registro.
Lo mismo ocurriría con Podemos, conducido por Francisco Garrido Sánchez; Todos por Veracruz, guiado por Jesús Vázquez González; Unidad Ciudadana, de Cinthya Lobato Calderón y el Cardenista, dirigido por Antonio Luna Andrade.
El académico de la Universidad Veracruzana (UV), Juan Schuster Fonseca, consideró que estos partidos, que en un principio pudieran considerarse como representantes de las minorías de la población que no comulgan con los tradicionales, no lograron consolidar una opción para el electorado.
“Hubo partidos que no tuvieron este porcentaje porque no representan ningún interés para el ciudadano, el ciudadano no se siente identificado, ni representado por estos partidos”, sostuvo al rechazar la idea de que en la Ley se restrinja la constitución de nuevas fuerzas partidistas, porque para él, al final son los electores los que tienen la última palabra en las urnas como ocurrió este 2021.
“Son los que deciden quién se queda y quién se va (…) a lo mejor el órgano electoral debería ser más estricto con la vigilancia de realmente del propósito de la creación de un nuevo partido, pero es difícil prejuzgar. Pero varios de estos partidos se pusieron en evidencia de que varios eran paleros o simples acompañantes de los partidos grandes”, aseveró.
Cabe recordar que ni en el país, ni en el Estado los votos nulos tienen consecuencias como sí ocurre en otras naciones, principalmente en Europa, donde el porcentaje de sufragios anulados implicaría que escaños en el Congreso quedarán vacíos. Si ello ocurriera en Veracruz, se estaría ante la posibilidad de que una plurinominal quedara desierta en la Legislatura Local y sólo se integraría por 49 parlamentarios.
LA EVOLUCIÓN DEL VOTO NULO EN VERACRUZ
El estudio llevado a cabo por el Centro de Estudios de Opinión y Análisis (CEOA) de la Universidad Veracruzana (UV) concluyó que, en las cuatro elecciones previas a la actual, se anularon 327 mil votos, por lo que al hacer la comparativa, sólo en 2021 los más de 104 mil anulados significan el 31.80 por ciento de los sufragios acumulados.
El documento detalló que los votos nulos de la elección de diputaciones de 2016 representaron el 3.8 por ciento de la votación emitida (90 mil 121 de los 3 millones 66 mil 671 que se recibieron). El distrito de San Andrés Tuxtla fue el que proporcionalmente aportó una mayor cantidad de votos nulos: 6.3 por ciento de la votación; mientras que en Pánuco los votos nulos representaron sólo el 2.5 por ciento de los sufragios.
En la elección de la mini gubernatura de 2016, los votos nulos representaron el 2.9 por ciento del total de sufragios emitidos. El Distrito de Zongolica fue el que más aportó proporcionalmente a la votación nula con 4.4 por ciento de este tipo de sufragios. Emiliano Zapata, por su parte, sólo tuvo 2.2 por ciento de anulación de sufragios.
En los comicios municipales de 2017 se anularon 86 mil 10 votos de los 3 millones 298 mil 25 sufragios que se contabilizaron, esto significa un porcentaje de anulación del 2.60 por ciento.
En la elección de diputaciones de 2018, el voto nulo representó el 4 por ciento del total de sufragios emitidos en este proceso. El distrito con mayor porcentaje de anulación fue Zongolica, con 5.2 por ciento de votos nulos. En contraparte, el distrito de Coatzacoalcos tuvo sólo 2.3 por ciento de anulaciones.
El voto nulo en la elección de gubernatura de 2018, fue del 2.6 por ciento de la votación total, es decir, se anularon 100 mil 677 votos de los 3 millones 686 mil 244 que se depositaron en las urnas. El distrito en que proporcionalmente se observó una mayor anulación del voto fue Zongolica, con 4.6 por ciento de votos anulados. Por otra parte, en el distrito de Veracruz la anulación fue sólo del 1.6 por ciento.
Si bien todos los procesos anteriores no se equiparan al actual, porque significaron diferentes cargos en disputa, el porcentaje de anulación históricamente ha rondado el 3 por ciento del total de la votación.
FINANCIAMIENTO PÚBLICO, NECESARIO
Por cuanto hace al financiamiento público, en el segundo semestre de 2020, el Organismo Público Local Electoral (OPLE) destinó 3 millones 332 mil 15 pesos para cada uno de los partidos locales, ello significa que de junio a diciembre recibieron mensualmente 555 mil 336 pesos de dinero público, lo que no fue suficiente para ganarse la simpatía de la ciudadanía.
En 2021, el monto subió ligeramente, ya que se incorporaron los recursos para los gastos de campaña, totalizando por cada uno 8 millones 929 mil 684 pesos, lo que significó 62 millones 507 mil 788 pesos por los siete partidos nacionales y estatales de reciente creación; en total se destinaron 65 millones 839 mil 803 pesos.
Para Schuster Fonseca, investigador de la UV, maestro y doctorando en Sociología por la Universidad de París-Sorbona, restringir o disminuir el financiamiento público a las toldas partidistas va en detrimento de la pluralidad política que se ha ido consolidando en el país, y que se ve amenazada por la hegemonía que pareciera que ha ido consagrando el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tal como lo hizo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante 80 años.
En su opinión fue este apoyo económico del erario el que permitió que una corriente de izquierda llegara al poder, de allí que a su parecer lo que se requiere es quitar lo que no funciona y “apretar” la fiscalización de los recursos que se les entregan a los nuevos partidos para evitar que sus líderes sean los que los aprovechen del financiamiento.
“Son los más opacos ahora, no rinden cuentas, el dinero que se brinda a los representantes populares. Los partidos no quieren rendir cuentas, pero es dinero público. Lo que se tiene que avanzar es en la transparencia y en el ejercicio de los recursos para lo que se debe”, planteó.
Además, criticó que hasta ahora no se avance en la democratización al interior de los partidos, sino que se maneje con base en decisiones unipersonales y mecanismos inadecuados para seleccionar a sus candidatos como las rifas, en las que no se evalúa el perfil de los aspirantes, sino la suerte, o peor aún la imposición de los contendientes.
LAS PRINCIPALES CAUSAS DE NULIDAD DE VOTOS
A finales del año pasado, el CEOA de la UV entregó al OPLE el estudio que hizo de los votos nulos en los procesos electorales locales ordinarios 2015-2016 y 2017-2018.
En éste estableció nueve posibles tipos para clasificar un voto nulo por cada una de las cuatro elecciones estudiadas, siendo que la boleta fue depositada en la urna sin marca alguna, que la marca en toda la boleta denota cancelación o anulación, múltiples marcas que no denotan preferencia alguna por las opciones en la boleta.
Además, se incluyen como causales de nulidad expresiones que denotan rechazo, expresiones que no representan ningún sentido de elección, marcas en dos o más recuadros de candidatos y/o partidos no coaligados; marcas en recuadro de un partido político o coalición que además contiene expresiones que generan contradicción o incertidumbre sobre la preferencia marcada.
Adicionalmente se incluyen marcas y/o expresiones en el recuadro de un candidato no registrado o que carece de elementos para otorgar el voto a éste y voto válido pero anulado por funcionarios de casilla.
A juicio de Schuster Fonseca, son más las personas que anulan su voto por equivocación o por falta de capacitación para hacerlo correctamente a la hora de estar en la mampara, que las que lo hacen por voluntad propia, sin embargo, es un hecho que los miles los ciudadanos los que optan por anular su sufragio.