Dimes y Diretes patriarcales.
Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Sé que algunos van a opinar que no estamos para detenernos a desmenuzar chismes “faranduleros”. Pero quiero contarles que hoy cuando a punto estaba de mandar mi texto a los diferentes medios que me hacen el favor de publicarlo semanalmente, al abrir mis redes sociales y periódicos digitales que reviso muy temprano, antes de cualquier cosa, me saltó la nota sobre el los “dimes y diretes” entre dos “señores” llamados Lupillo Rivera y Cristian Nodal. Cantantes de música regional mexicana. El primero ex de la tambien cantante de música pop Belinda y el segundo actual pareja, el cual se ha comprometido en matrimonio, con anillo de tres millones de dólares de por medio con la chica. Y entonces el plan cambió. Creo que es oportuno hablar sobre esto. No es mi intención que este espacio se vuelva de espectáculos, no, para nada. Lo que sí me es importante rescatar de este chisme, es el tremendo discurso patriarcal que desembocó entre los protagonistas y todo su público. Se lo platicó, ¿le parece?
La polémica se desató, porque Don Lupillo hace meses, cuando mantenía una relación con la rubia cantante, tuvo la grandiosa idea de tatuarse su rostro en uno de sus brazos. La ruptura se vino y el tatuaje quedó. Cada quien hizo su vida y hace unos días increíblemente en lugar de quitarselo con láser, tuvo la genial idea de pintar sobre el un brochazo de tinta negra. Obvio esto dío mucho de que hablar, pues el manchón quedo espeluznante y más que ayudar a olvidar, creo que le recordará toda la vida lo que hay debajo de el “brochazo”. Los memes se desatarón y aunque el Joven Nodal se había visto cauto, pero es una realidad que los medios “pican” constantemente para que haga una declaración, comentó que cada quien hace con su “puerco” (hablando del cuerpo de Lupillo) lo que quiera.
La declaración fue llevada a oídos del señor Rivera (increíblemente por la novia actual de este, la cual participa activamente en querer desprestigiar a como dé lugar a la ex de su pareja, cosa tambien inmensamente reprobable) y éste, en forma bastante ardida, contestó (entre risas forzadas) por medio de un video de instagram que propicia también la su actual novia, textualmente: “ No hay ped* ese vato y yo sabemos que yo comí primero en la mesa – refiriendosé a Belinda – hermano, ahí estamos hermano” y de pronto sale un gif en la parte superior derecha del video de un bote de leche.
Espeluznante. Terrible. Asqueroso. Me quedé con el ojo cuadrado. Pero más se cuadraron mis ojos, cuando empecé a leer los comentarios de sus seguidores en las redes y en las notas publicadas sobre el hecho. Le cito algunos:
- “Comió primero en la mesa y sin gastar tanto”
- “Lupillo contestó como debía”
- “Eso es todo pelón”
- “Contestaste como todo un señor”
- “Bien bajado ese balón compa”
Por mostrarle los de lenguaje más decoroso, aplaudiendo semejante falta de respeto a la cantante en cuestión.
Todos los programas de chisme ayudaron a que el video se hiciera viral y la polémica se desató por todos lados. Tremendo. De miedo. Y es que volvemos a lo mismo. ¿Dónde estamos pisando? Se practica una asquerosa doble moral donde reclamamos algo de lo cual, a la primera provocación la mayoría aplaude, opina y remata si es posible, vapuleando y enjuiciando sobre la reputación de alguien que no debería estar cimentada en el número de parejas que ha tenido. Como un señor de la edad del Lupillo se va de boca sobre alguien que debería haber superado y dejado atrás.
Dicen que los caballeros no tienen memoria. Yo acotó que las damas tampoco. Buscando sustentar planos de equidad.
El hecho es, que en esta pelea de “celos” a la que despedazan es a la fémina. Patriarcado eminente. Porque claro, ellos como buenos machos, mal no quedán. Pero ella es pisoteada una y otra y otra vez con cada comentario violento.
Basta, por favor basta. Es urgente que le demos un alto a todo esto, que dejemos de consumir este tipo de noticias, es urgente que si se dan, solo sirvan de ejemplo de lo que no debe ser. Que sirvan de parámetro para lo incocenbible. Dejemos de aplaudir la actitud “conquistadora” del hombre y a señalar el derecho que cualquier mujer tiene de tener las parejas que le plascan. Estamos en el siglo XXI, queremos conquistar Marte, hablamos constantemente de evolución del ser, espero que cada vez más sean los que se den cuenta.
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