Aunque el mes pasado tuvo una incorporación masiva de personas a una ocupación, el 98% lo hizo en las filas de la informalidad y se incrementó la proporción de trabajadores que laboran jornadas reducidas.
Un poco más de 1.3 millones de personas se sumaron al mercado laboral en julio, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Ésta es la mejor cifra observada en lo que va del 2021. Con este resultado, ya se recuperó la totalidad de las plazas perdidas en 2020 debido a la emergencia sanitaria por la covid-19.
Las cifras de julio también representan uno de los mejores comportamientos durante el proceso de reactivación del mercado laboral, pues en el 2020 se reportaron incrementos masivos debido a la reapertura económica de actividades no esenciales como en junio y octubre, cuando se sumaron a la población ocupada 4.7 y 1.8 millones de personas, respectivamente.
“La generación acumulada desde mayo de 2020 asciende a 13.1 millones de puestos laborales, lo que marca un hito en el proceso de recuperación, pues compensa la pérdida de 12.5 millones que se registró en abril del año pasado”, apuntó Marcos Daniel Arias Novelo, analista económico de Monex.
El aumento de la ocupación estuvo vinculado a un incremento de la Población Económicamente Activa (PEA) de 1.6 millones de personas, como resultado de esto, la población desocupada también sumó en julio a 275,835 personas y la tasa de desocupación se ubicó en 4.4%, un alza de tres puntos base con respecto a junio.
“En nuestra opinión, el alza en este último grupo no es significativa considerando el fuerte crecimiento de la fuerza laboral, lo que significa que un mayor número de personas mostró optimismo para buscar y encontrar un empleo”, expuso Juan Carlos Alderete, director de Análisis Económico de Banorte.
Sin embargo, la creación de plazas durante el séptimo mes del año presenta matices que evidencian que las personas están incorporándose al mercado de trabajo en condiciones más adversas.
De los 1.3 millones de personas que se sumaron a la población ocupada en julio, el 98% lo hizo en las filas de la informalidad; por el contrario, la formalidad apenas incrementó en 22,000 puestos de trabajo, este resultado está alejado de lo reportado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el mismo mes cuando se observó una cifra récord de creación de empleo formal con 116,543 puestos de trabajo, todos permanentes.
Iván Arias, director de Estudio Económicos de Citibanamex, destacó que esta falta de coincidencia en las cifras puede estar relacionada con la disminución de trabajadores en el sector del gobierno y organismos internacionales, y diferencias en las metodologías de cada institución.
En julio, el gobierno fue una de las tres actividades económicas que tuvieron caídas en su ocupación, con una disminución de 563,783 trabajadores, fue el segundo sector con mayor reducción de fuerza laboral.
“Un tema que puede estar relacionado con esto son los trabajadores temporales contratados por las autoridades electorales, eso es un factor estacional importante que pudo haber empujado la caída”, detalló Iván Arias.
Por otra parte, la subocupación, indicador que engloba a las personas con jornadas reducidas y con necesidad de trabajar más horas, también tuvo un crecimiento después de los descensos previos. La tasa de subocupación se ubicó en 13.2% de la población ocupada, ocho puntos base por arriba de su nivel de junio, lo que implica un aumento de 653,000 personas en esta condición. Juan Carlos Alderete opinó que esta alza puede estar ligada a las ganancias de la informalidad.
En tanto, Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, consideró que el incremento en la subocupación puede estar relacionado con la tercera ola de contagios de covid-19 y las nuevas medidas de confinamiento, como limitar el aforo en establecimientos que implica una reducción en la demanda de mano de obra.
“Además, la escasez global de semiproductores ha provocado que varias plantas manufactureras, especialmente en el subsector de fabricación de equipo de transporte, reduzcan su producción y sus jornadas laborales”, agregó la especialista.
El crecimiento de la subocupación compensó la reducción de 633,000 personas en desempleo abierto, que contempla a quienes están en desocupación y a quienes están inactivos pero disponibles para trabajar. “Ello sugiere que gran parte de la fuerza laboral entrante fue acomodada en empleos de medio tiempo”, destacó Marcos Daniel Arias.
Iván Arias puntualizó que por un lado, se observa una clara recuperación del mercado de trabajo en cuanto a ocupación, pero en julio también se presentaron retrocesos en indicadores diferencia de otros meses, como en la tasa de desocupación, subocupación e informalidad.
Reacomodo en los sectores
A diferencia de junio, cuando el sector agrícola impulsó el incremento en la población ocupada, en el mes pasado este sector sumó 66,940 puestos de trabajo. En tanto, durante julio las actividades industriales reportaron las mayores ganancias en empleo con aumento de 662,700 plazas, poco más de la mitad de ellas se concentraron en la manufactura.
“Todos los sectores tuvieron ganancias, pero fue el secundario el que lideró la poderosa recuperación de julio. Con ello, la perspectiva es alentadora para la producción manufacturera de nuestro país, que durante el segundo trimestre de 2021 fue duramente golpeada por la escasez de insumos”, apuntó Arias Novelo.
El sector de servicios continuó su recuperación con un alza de 590,220 plazas, gracias a la buena dinámica en las actividades de comercio y restauranteras que compensaron las fuertes caídas en gobierno y servicios sociales.
“Es consistente con la resiliencia de la movilidad. No obstante, hubo fuertes pérdidas en servicios sociales y de gobierno”, resaltó Juan Carlos Alderete.
Riesgos en la recuperación
La reactivación del mercado de trabajo aún enfrenta un camino de incertidumbre debido a factores como la tercera ola de contagios de Covid-19 debido a la variante Delta, coinciden especialistas.
“La recuperación enfrenta un riesgo importante por la tercera ola de contagios, pues muchos estados del país han regresado a semáforo rojo, y al cierre total o parcial de establecimientos de servicios, esto podría resultar en un repunte en el desempleo o en la subocupación”, expuso Gabriela Siller.
Juan Carlos Alderete percibe un impacto más moderado en el mercado laboral en comparación con la primera y segunda ola de contagios porque, pese a los nuevos máximos históricos de casos confirmados en agosto, la movilidad ha continuado soportada quizá por una mayor resistencia a cambiar de nuevo el comportamiento, así como por necesidad y fatiga por la pandemia. Además de esto, el regreso a las clases presenciales podría incidir en un aumento en la tasa de desocupación.
“Creemos que muchas personas, en especial las mujeres, no han podido regresar a la PEA por la necesidad de cuidar a sus hijos, que han permanecido en casa durante el último año y medio. Por lo tanto, una vez que las clases presenciales inicien podrían tener la oportunidad para buscar de nuevo un trabajo. Si esto se materializa y no hay suficientes plazas disponibles, podríamos ver un repunte en la tasa de desempleo”, explicó.