El obstáculo es el camino

 

“No hagas tus problemas mayores al añadirle tus quejas. El dolor es más tolerable si no le añades nada”.

Séneca

Saber cómo sortear el presente, y configurar el futuro, es uno de los retos más relevantes de nuestra época, porque dentro de éste van contenidos todos los aspectos más importantes de la vida, la familia, la realización persona y hasta el proyecto que como sociedad habríamos de tener.

Pero, por otro lado, tenemos que vencer los obstáculos que se nos presentan, y que en ocasiones son tantos, que nos alejan de los pensamientos correctos. Los obstáculos mentales, obstáculos físicos, – como ejemplo el Covid-19- obstáculos emocionales campean por todos lados.

Los enfrentamos todos los días y nuestra sociedad está colectivamente paralizada por ellos.  Convertir cada camino complicado o cada obstáculo en ventaja, es el desafío, y al mismo tiempo la única opción.

Hoy la mayoría de nuestros obstáculos son internos, no externos.

Precisamente, hace unos días andaba caminando por el centro de la ciudad, donde ahora, de forma mucho más fuerte, los ojos que son la ventana del alma, manifiestan expresiones que palpitan preocupantes.

Situación que comento con amigos y atizan exponiendo su sentir, y situaciones que me hacen ver que la situación es aún más delicada.

Precisamente hace unos días estaba leyendo “El obstáculo es el camino” de Ryan Holiday, y en la introducción cierra evocando un antiguo relato Zen, que me pareció muy interesante para incluirlo en esta reflexión, de tal suerte que se los comparto en arás de que fortalezca mi idea.

Un rey descubrió que su pueblo se había vuelto blando y engreído. Insatisfecho con ese estado de cosas, esperaba poder darle una lección. Su plan era muy simple: pondría una roca enorme en la calle principal que impidiera por completo entrar en la ciudad. Después se ocultaría cerca y observaría las reacciones de la gente.

¿Cómo respondería ésta? ¿Se uniría para retirar la piedra, o se desanimaría, se apartaría y volvería a casa?

Con creciente desconcierto, el rey vio que, uno tras otro, sus súbditos se topaban con ese impedimento y se marchaban. O que, en el mejor de los casos, intentaban sin entusiasmo vencerlo antes de rendirse. Muchos se quejaban francamente, maldecían al rey o a su mala suerte, o lamentaban la incomodidad de ese incidente, pero nadie consiguió hace nada para remediarlo.

Días más tarde, un campesino de viaje en la ciudad no se apartó de la roca. En cambio, hizo un gran esfuerzo para tratar de hacerla a un lado y entonces se le ocurrió de una idea: recorrería al bosque vecino en busca de algo que pudiera usar como palanca. Retornó con una rama muy grande que había tallado hasta darle forma de garrocha y la utilizó para destrabar la inmensa piedra del camino.

Debajo se la roca encontró una alforja con monedas de oro y una notal del rey que decía:

El obstáculo en el camino se convierte en el camino. Nunca olvides que dentro de cada obstáculo hay una oportunidad para mejorar nuestra condición.

En definitiva, ¿no será toda esta pandemia un obstáculo para que como sociedad venzamos un camino lleno de distractores y antipáticos comportamientos?