Gasolina

Agustín Basilio de la Vega

El precio del petróleo está subiendo en todo el mundo debido a la invasión de Rusia a Urania lo que evidencia que ningún gobierno puede controlar su precio. Se pueden tomar medidas para que sea un incremento gradual o para que no sea súbito pero es imposible evitar el alza con promesas.

Todos los países, incluyendo los productores, están sujetos a las leyes de la oferta y la demanda. La ventaja que tienen algunos estados con yacimientos, es que se ahorran los traslados de las materias primas y sus derivados pero, si tienen industrias insuficientes, obsoletas o ineficientes y corruptas, pierden esa ventaja ante los países con industrias desarrolladas y altamente competitivas.

En los países de Europa, el litro de gasolina cuesta ya más de dos euros ($50.00 pesos el litro) en los Estados Unidos, alrededor de $30.00 pesos y en México, varía entre $28.00 y $22.00 pesos. Lo anterior ha sido posible debido a que el gobierno dejó de cobrar el IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios). En adelante, será necesario subsidiar su costo si se quiere mantener a raya su costo.

Dejar de cobrar IEPS y además subsidiar el costo de la gasolina significa que el gobierno usará recursos para ayudar a los que tenemos vehículos. Eso puede ser útil  para contener la inflación pero no para otros programas y obras que sufrirán recortes.  ¿Cuánto tiempo podrán los mexicanos financiar a los que consumimos gasolinas o diésel? ¿Cuáles programas de salud, educación o seguridad etc. serán sacrificados?

Algunos dicen que la compra de la refinería en Texas y la construcción de Dos Bocas harán que la gasolina  cueste $10.00 o $12.00 pesos en México pero eso es simplemente imposible. Las refinerías mexicanas  requieren de petróleo texano y nacional además deben amortizar miles de millones de deudas y de inversiones. Su costo de operación (burocrático-sindical) es mayor que en  empresas trasnacionales altamente eficientes y con estándares mundiales. El precio de los combustibles no se logra con “palabras optimistas” es consecuencia del mercado internacional.

Lo que podría hacer que bajen los precios de los combustibles fósiles es que de dejen de usarse paulatinamente y se sustituyan por electricidad u otras fuentes de energía como la solar y la eólica. Mientras tanto, para  ayudar a mantener bajos los precios, es importante que el Estado impulse la competencia atrayendo más proveedores y que, mediante asociaciones Público-Privadas, comparta el riesgo de inversiones en infraestructura realmente productiva.

Si se sigue por el mismo camino de rescatar paraestatales ineficientes y administradas sin transparencia,  se estará “echando dinero bueno al malo” y cada día seremos más dependientes de países libres y competitivos. Los actuales paliativos a la crisis del petróleo  están haciendo daño a las finanzas públicas de México y arrastrarán a todos.

Twitter @basiliodelavega                                           14 de febrero de 2022