El Aeropuerto

Agustín Basilio de la Vega

En agosto del 2018, el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad  de México ubicado en Texcoco (NAIM) registraba un importante avance en su construcción con  obras preliminares terminadas como la barda perimetral, los caminos de acceso y circulación interna, el campamento de construcción, las obras de drenaje, la topografía y la remoción en el sitio de los escombros depositados del sismo de 1985.

En ese momento se encontraban en ejecución 29 obras de ingeniería civil entre las que destacaban el edificio terminal diseñado por Norman Foster de 1,580  m. de largo por 590 m. de ancho que incluían 104 posiciones para aviones transcontinentales y 95 puertas de embarque, la torre de control de 65 m de diámetro y 95 m de altura  así como las pistas dos  y tres de  5 km. de longitud cada una.

El avance global del proyecto era del 30 %. Para llegar a este punto, se realizaron durante 25 años  64 estudios de todo tipo (uso del espacio aéreo, seguridad, financiero, arquitectónico, ingenierías, etc.) y se estaban implementando 58 medidas de mitigación establecidas en el Manifiesto de Impacto Ambiental debidamente autorizado.  El objetivo de esta magna obra que cuenta con ¡más de un millón de planos! y sus especificaciones era que México contara con un “Hub” aeroportuario altamente competitivo y eficiente para América Latina y nuestros ciudadanos mexicanos.

Esta mega construcción estaba proyectada en dos fases:  La primera consistente en una terminal con tres pistas de operación simultanea para mover 70 millones de pasajeros anuales a partir del 2020 y la segunda que incluiría 6 pistas en total, 2 terminales principales, 3 satélites y con capacidad para 135 millones de pasajeros anuales a partir del año 2060. Todavía en noviembre del 2018, era el segundo aeropuerto más grande del mundo en construcción después del de Turquía.

El financiamiento del NAIM  se integraba con recursos públicos 30% y privados 70% que se pagarán con el TUA (Tarifa de Uso Aeroportuario)  mismos, que pese a haberse “cancelado” dicha obra, ahora todos los mexicanos debemos pagar usemos o no un avión. Para acceder a los recursos privados se colocaron fondos en Nueva York con vencimiento a mediano y largo plazo.

La cancelación del NAIM le costarán a la nación, de acuerdo a cifras de la Auditoria Superior de la Federación, $331,996 millones de pesos  ($163,540 millones de pesos en obra ejercida, gastos no recuperables y liquidación de los bonos de mediano plazo más $168,454 millones de pesos en bonos que están por vencerse). La remodelación de la Base Aérea de Santa Lucia de acuerdo al gobierno, ya supera los $105,000 millones de pesos más lo que falta.

La capacidad inicial de la aero-base militar también llamada AIFA (Aeropuerto Felipe Ángeles) es de 20 millones de pasajeros anuales y puede crecer 60 millones adicionales en caso que se realicen más etapas, que sumados al Aeropuerto “Benito Juárez” (38 millones), harían un gran total de 118 millones que están por debajo de los 135 millones del NAIM y con la desventaja de que son dos aeropuertos en lugar de un “Hub”.

Por lo pronto, en estos días se pondrán a prueba dos proyectos uno civil, el NAIM, con más de 5,500 pilotes y millones de m3 de materiales y concreto reforzado, su torre de control y toda la obra allí realizada por obreros e ingenieros mexicanos  que resiste el abandono del gobierno y el militar que inicia con 8 o diez vuelos a la semana y que contrasta con las más de 8,000 operaciones por semana  que se realizan 30 aerolíneas (23 internacionales) en el aeropuerto Benito Juárez.  En el NAIM de Texcoco, si se concluye en otro gobierno, se podrán realizar un millón de operaciones al año (19,178 por semana aproximadamente).

Twitter @basiliodelavega                                           21 de marzo de 2022