En un puesto construido con láminas, tubos de metal y lonas, cuatro hermanos se ganan la vida vendiendo frutas y verduras mientras su madre, Guadalupe, lucha por la suya en un hospital de la ciudad de Xalapa.
Julio, Josimar y Ángelo se apuran a acomodar su mercancía en el puesto de su familia a un paso del parque de Lomas del Río Medio 4, en la zona norte del puerto de Veracruz. El mayor de ellos tiene 15 años y el menor 13. Tienen una cuarta hermana, la menor, y a todos los conocen como «Los Piojitos«.
Guadalupe Cruz Osorio, la madre de los menores, se recupera en el Centro Estatal de Cancerología (CECAN) de Xalapa, a donde fue trasladada hace 15 días debido a que el cáncer de mama que padece avanzó desmedidamente hasta invadirle el cerebro y la sangre.
Los cuatro hermanos se quedaron solos en el puerto de Veracruz debido a que su padre, Julio Espinoza, viajó a la capital del estado para mantenerse al cuidado de su esposa. No hubo dinero para que los niños viajaran con él. Mucho menos para que se dieran el lujo de cerrar su puesto de verduras.
Por las mañanas, los tres hermanos varones caminan casa por casa, a lo largo de la avenida Río Tajo y sus alrededores en Lomas 4 para venderles bolsas de verduras a los vecinos y más tarde regresan al puesto. De la venta ganan dinero para pagar las deudas que sus padres contrajeron con una financiera y prestamistas.
Ana Bautista y su esposo se hacen cargo de los menores desde hace una semana. El matrimonio conoció a Guadalupe Cruz cuando la madre de los niños trabajaba con ellos en su negocio, en el Mercado Unidad Veracruzana.
El matrimonio se enteró de que Guadalupe fue internada hace 15 días en el Hospital de Alta Especialidad de Veracruz (HAEV) en medio de una emergencia debido a que ya no podía moverse y tenía sólo 62 por ciento de saturación de oxígeno.
«Hace 15 días que ella enfermó ya de gravedad, primero la apoyamos a ella en el seguro, pero ya luego al quedarse ellos solos venimos a tratar de apoyarlos, nosotros solo somos amistad de ellos», dice.
Cuando Guadalupe, de 35 años, fue trasladada al CECAN de Xalapa, Ana Bautista y su esposo decidieron apoyar a los cuatro menores para que siguieran vendiendo en su puesto, que apenas tenía una hilera con bolsas de frutas y verduras.
De acuerdo con Ana, los cuatro hermanos viven momentáneamente en su domicilio ubicado en la colonia Las Bajadas mientras sus padres regresan de Xalapa. Julio, Josimar, Ángel y Amairani sólo se comunican con sus padres por teléfono.
«Yo me paro desde las cinco de la mañana, los apoyo a ir a comprar al mercado, yo tengo una camioneta y llegamos aquí a las ocho de la mañana, ocho y medio, y aproximadamente me voy como a las cinco», relata Ana.
Los cuatro viven carencias
Josimar y Ángelo se voltean a ver tratando de acordarse desde hace cuánto su puesto lleva montado a un paso del parque de Lomas 4. Ninguno atina, pero imaginan que fue hace unos cinco años cuando su papá construyó el local, el único sostén de la familia, aseguran los niños.
Ángelo toma la batuta en la plática y también lo hace en el negocio, es el líder entre los hermanos pese a que con 13 años es el menor de los tres varones. Sentado desde lo alto de una escalera, habla por los suyos sin que el ligero viento del norte le mueva un solo cabello.
Viste un pantalón de mezclilla y una playera blanca. Ambas prendas se miran gastadas, lo mismo que sus tenis, que tienen toda la suela despegada. Para Julio y Josimar, de 15 y 14 años respectivamente, la situación es la misma.
«A mí me parte el alma porque el niño, el más chiquito que es el de 13 años, es el más movido, el más inteligente, es el que mueve a sus hermanos, no tiene tenis, si te das cuenta ya la suela de sus zapatos está rota», comenta Ana.
Los tres hermanos trabajan en el local de frutas y verduras, mientras su hermana Amairani, de 11 años, permanece en el Mercado Unidad Veracruzana con la hija de Ana. Ninguno asiste a clases presenciales desde que su madre Guadalupe enfermó de cáncer de mama hace un año.
«Hoy me di cuenta de que no tienen ropa interior y pues le dije yo a mi esposo ´pues vamos a comprarles, aunque sea unos tres calzoncitos a cada uno´, porque la verdad están chicos, sin ropa, sin zapatos», expresa.
«No sabemos si Guadalupe va a regresar»
Según Ana Bautista, su amiga Guadalupe Cruz recibió atención médica gracias al apoyo de una asociación civil que ayuda a mujeres con cáncer en el puerto de Veracruz, pues la paciente y su esposo no cuentan con seguro social ni con los recursos para pagar el tratamiento.
«A veces la economía o situación no se da como para llevar un tratamiento y pues sí les ha costado mucho, a ella ahorita el cáncer la está invadiendo más, esperemos que salga con bien, primeramente Dios, pero no sabemos si va a regresar», afirma.
Guadalupe ya recibió cuatro de cinco quimioterapias que forman parte de su esquema de tratamiento contra el cáncer. La paciente ya recobró la conciencia y poco a poco recupera sus movimientos corporales.
Con un asomo de esperanza en el rostro, Josimar, el de 14 años, dice que espera que su mamá regrese a casa con mejor salud. El adolescente, que viste una playera de futbol del América con su nombre en la espalda, dice que con suerte sus padres volverán a Veracruz el próximo martes.
Los vecinos de Lomas 4 que conocen su situación los ayudan comprándoles bolsas de verdura. Lo mismo sucede cuando van a surtir su mercancía al Mercado Malibrán, donde algunos comerciantes no les cobran lo que llegan a buscar.
Julio afirma que tienen un hermano mayor: Rodolfo, de 22 años, quien vive en Córdoba. La última vez que lo vieron fue en diciembre, sin embargo, no regresó a Veracruz ni siquiera cuando se enteró que el cáncer de su madre estaba muy avanzado.
Apoyados por Ana y su familia, a los menores no les queda más que sortear sus días prácticamente solos y con lo poco que tienen. Con un cártel, «Los Piojitos» se encomiendan a la buena fe de la gente, mientras esperan ansiosos el regreso de su madre.