Carrusel, Economia y negocios, Noticias

Llevamos 15 años en el gusto de la gente: Esquites de Mocambo: ECV

Lugar:
Fuente:
E-Consulta Veracruz

Hace 15 años Carolina y Juan decidieron emprender su propio negocio de esquites, tras pandemia y bajas ventas permanecen

.

}Todavía no dan las seis de la tarde y en la calzada Juan Pablo Segundo, frente a la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV), ya hay personas esperando a Catalina y Juan con sus famosos esquites de Mocambo.

 

El matrimonio que arrastra un triciclo repleto de chicarrones y una olla de aluminio cargada con granos de maíz amarillo, cruza la calle con mucho cuidado para que su producto no se le caiga.

Colocan su triciclo amarillo en un pequeño espacio de la calle que pareciera ya tienen reservado, donde sus clientes esperan impacientes.

 

 

“Ya tenemos 15 años aquí, todavía no sacamos nuestras cosas y la gente ya está esperándonos”, dice agradecida Catalina.

 

Sus clientes comienzan a llegar uno por uno hasta que se hace una doble fila de jarochos y boqueños que se detienen para comprar unos esquites, sopas o chicarrones preparados.

Hace 15 años hicieron suyo ese pequeño espacio junto al estacionamiento de autos y desde entonces la gente no deja de comprarle sus esquites.

En más de una ocasión personal de tránsito municipal los movió de lugar por obstruir el paso de los vehículos, debido a las dobles filas que se formaban para comprar los esquites.

Esa decisión ocasionó indignación de las personas quienes de inmediato comenzaron a poner sus reacciones de descontento en redes sociales.

 

“Nos mueve el Ayuntamiento, pues como somos vendedores ambulantes cuando se requiere nos mueven, ya van varías veces que nos han movido. Primero estábamos en la entrada de la universidad, después a la parada del camión de ahí hasta acá”, comenta Catalina.

 

Pero ni siquiera el cambio de lugar hizo que la gente dejará de comprar sus esquines; al contrario, hizo que más personas conocieran su pequeño puesto y se animaran a comprar.

 

Entre sus clientes hay de todo; personas que se detienen con sus carros de lujo, trabajadores que salen de sus largas jornadas laborales, estudiantes y empresarios, todos han probado al menos una vez sus esquites.

Al preguntarle a Catalina cuál es el secreto de su éxito., responde que es el buen trato y la sazón que le da a su preparado.

 

“Nos da gusto que a la gente les guste el producto que hacemos, a las personas les gusta mucho la sazón y la atención que les damos”, dice Catalina.

 

Todo comenzó con las ganas de emprender

Hace 15 años Carolina y Juan decidieron independizarse de la persona a la que le trabajaban como vendedores de esquites, para emprender su propio negocio.

Primero comenzaron comprando sus herramientas de trabajo como contenedores, ollas y su triciclo; uno pequeño y “sencillo”, como dice Juan.

Como millones de mexicanos iniciaron con pocas ventas y solo Carolina trabajaba en el puesto de esquites, por lo que utilizaban ese dinero como una forma de ayudarse con los gastos, pues aseguran que no les alcanzaba para vivir.

 

“Al inicio había poca gente, vendíamos media olla y así poco a poco fuimos atrayendo más gente, por la calidad. Yo tenía otro trabajo y ella se dedicaba a vender”, cuenta Juan.

 

La media olla de esquites que hacían se convirtió con el paso del tiempo  en 15 kilos, y así el trabajo extra se convirtió en su trabajo de todos los días.

 

Juan tuvo que dejar de trabajar en una empresa de seguridad para ayudar a su esposa con los esquites.

Ambos se reparten el trabajo, el cual comienza desde la 8:00 de la mañana. Juan sale a comprar todos los productos al mercado; maíz, queso, crema, limón, chile en polvo y demás ingredientes.

Mientras tanto, Carolina se queda en casa para preparar los productos que van a necesitar para comenzar su jornada laboral.

Todos los días se colocan desde las seis de la tarde a las 10 de la noche, con excepción de los domingos que descansan.

 

Pandemia y falta de clases bajó las ventas

Juan y Carolina pertenecen a los 31.6 millones de personas que trabajan en el mercado informal, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística Y Geografía (Inegi).

Por cada 100 pesos generados del Producto Interno Bruto (PIB) del país, 78 pesos lo generan 44 por ciento de ocupados formales, mientras que 22 pesos los generan 56 por ciento de ocupados en informalidad.

Este sector fue duramente golpeado por la pandemia de la covid y la suspensión de actividades, ya que al estar en una zona educativa y de plazas comerciales la afluencia de gente disminuyó.

 

“Bajó mucho, los alumnos ya no venían y no se sabía para cuándo iban a regresar, no dejamos de venir, pero prácticamente no vendíamos nada, solo para ir sobrellevando”, agrega Juan.

 

Las ventas bajaron hasta 80 por ciento, el negocio dejó de ser redituable, por lo que Juan tuvo que buscar otro trabajo para poder mantener los gastos de su familia y de su única hija, quien también los acompaña todas las tardes a vender.

Hace un año la venta se volvió a normalizar, aunque los estudiantes siguieron en con clases en línea, los empleados de las tiendas de los alrededores hicieron que sus ventas volvieran a establecerse.

 

“Gracias a Dios la gente estuvo con nosotros, no apoya y donde nos vayamos ahí nos van a seguir”, concluye Juan.