La Palma de Reforma en la Ciudad de México vivió ayer sus últimos momentos acompañada por cientos de visitantes de la ciudad y del país que llegaron a decirle adiós, le dieron las gracias y hasta le pidieron perdón por no ser bien cuidada. Abrazos, suspiros, caricias y fotos llenaron el icónico árbol  que permaneció en la tercera glorieta de Paseo de la Reforma por más de 100 años. La nota en de Elba Mónica Bravo en «La Jornada». Foto de «Milenio».