Este viernes que acudimos a un banco de esta capital, oímos la plática de un cliente que le comentaba al gerente de la institución: «mi esposa estuvo un poco delicada de salud, pero ya está bien porque ya me empezó a regañar». Este fenómeno se está repitiendo muy frecuentemente en los hogares de nuestro México. Sobre todo en las casas donde las mujeres juegan de locales, porque el marido es más «pata de perro» y está poco en su domicilio. Si este fenómeno sigue creciendo, se ve muy problemático el futuro en las vidas de quienes durante décadas tuvimos el mando. ¿»Apechugamos», o tratamos de emparejar el marcador? Imagen de «Dreamstime»