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E-Consulta Veracruz

Mafer está lista para que, después de dos años y cuatro meses, el puerto de Veracruz vibre con el Carnaval de Veracruz 2022

Veracruz, Ver.- El alquiler de gradas en las que cada año jarochos y turistas de distintos estados atestiguan los paseos del Carnaval de Veracruz es una tradición heredada por María Fernanda Gómez Pretelín y su hijo Alfredo Sobrevals.

Los ojos de la mujer y su hijo se centran sobre un puñado de hombres que refuerza la colocación de gradas en el bulevar Manuel Ávila Camacho a cuatro días del arranque del carnaval en el puerto de Veracruz.

Mafer está lista para que, después de dos años y cuatro meses, el puerto de Veracruz vibre con algarabía, canto, baile, aplausos y cerveza en los tablones de metal que sirven como asientos para los espectadores.

Frente al entronque del bulevar Manuel Ávila Camacho y la calle Juan Barragán, María Fernanda, de 37 años, y su hijo Alfredo, de 20, ven cristalizado su sueño: son concesionarios.

 

«Yo llegué a las gradas por una compañera que me dijo que hacía un traspaso y como a mi hijo y a mí siempre nos ha gustado el carnaval siempre fue nuestra ilusión tener un palco de carnaval de gradas y se nos hizo realidad», dice.

Es el segundo año en el que participa como concesionaria de las gradas del Carnaval de Veracruz, es un espacio que mide 4.90 metros de largo y tiene cinco escalones.

La primera vez que trabajó como gradera fue en febrero de 2020, en la última edición del carnaval antes de la pandemia de la covid-19, luego de que una habitante de la colonia La Huaca le cediera. su lugar.

A veces, un buen negocio; otras, no tanto

Cada persona que alquila gradas a lo largo del bulevar Manuel Ávila Camacho, pagó al ayuntamiento de Veracruz una cuota de 100 pesos por cada lugar.

Las gradas de María Fernanda tienen un espacio para 20 personas, por lo que este año pagó una cuota total de dos mil pesos por la concesión para los cinco desfiles del carnaval.

De acuerdo con la gradera, el pago ya incluye la instalación de los tablones de metal sobre las orillas del bulevar Ávila Camacho.

 

«Es buen negocio, me conviene», comenta Mafer, quien en la edición del Carnaval de Veracruz 2020 recuperó cuatro veces lo que invirtió.

Tras más de dos años sin carnaval por la pandemia de la covid-19, el regreso presencial de la fiesta jarocha es un respiro para Mafer y su hijo Alfredo.

«La pandemia nos afectó bastante, porque es un dinero extra que llega a una casa. El carnaval es una derrama económica, vienen muchos turistas y lo perdimos. Sí nos vimos bastante afectados el año pasado por no tener carnaval, fueron dos años muy duros», reconoce.

En contra esquina, los buenos resultados que María Fernanda tiene contrastan con el testimonio de Elvira, una mujer de 55 años y 30 como gradera.

A diferencia de María Fernanda, Elvira paga para que una persona le coloque tablones de madera que funcionan como gradas en el camellón del bulevar.

 

Según la mujer, quien habita en La Huaca, el camellón es un espacio que familias del barrio usan para la colocación de gradas desde la calle Virgilio Uribe hasta el malecón.

Elvira pagó 120 al ayuntamiento de Veracruz y 400 pesos más por cada metro lineal a la persona que le colocó las gradas con tablones de madera, y aún falta que pague el talonario del boletaje que da a los clientes.

De acuerdo con el presidente del Comité Organizador del Carnaval de VeracruzLuis Antonio «El Pollo» Pérez Fraga, el costo de las gradas tendrá un costo de 100 pesos por persona durante esta edición.

«Aquí muchas veces la gente regatea mucho y por lo general no logras juntar los 100 pesos, te dicen que les cobres 70 o 50. Yo prefiero quedarme vacía, porque luego se ponen a tomar, es estar peleando con la gente», expresa Elvira.

Elvira no ve a las gradas como un negocio, sino únicamente como una oportunidad para que sus familiares que habitan en La Huaca o llegan al puerto de Veracruz para presenciar el carnaval. Hay ocasiones en las que apenas recupera lo que paga al ayuntamiento.

Las gradas: de sillas y tarimas a tablones de metal

El mismo espacio en el entronque de la calle Juan Barragán y el bulevar Manuel Ávila Camacho, a un costado de las escolleras, fue propiedad de Adela Ramírez Arano por más de 30 años.

Adela, quien es originaria del municipio de Alvarado, fue testigo del inicio de la tradición gradera en el bulevar costero.

El espacio en el que ahora se colocan tablones de metal fue ocupado inicialmente por familias de las colonias ubicadas en los alrededores del bulevar Manuel Ávila Camacho.

Cuando se mudó de Alvarado a Juan Barragán y Ávila Camacho, en el barrio de La Huaca, a sus 17 años, su padre colocaba sillas y tarimas en lugar de las estructuras metálicas que actualmente funcionan como gradas.

 

«Las gradas de metal empezaron desde el 2006, nunca se me olvida, porque mi padre me empezó a amarrar 40 sillas blancas. Aquí las amarrábamos para que el norte no se las llevara, porque yo aquí pasaba norte, de todo», relata.

Las risas de Adela Ramírez se hacen escuchar cuando recuerda las tantas veces que las sillas del comedor de su casa desaparecieron o terminaran rotas, porque hasta de esas usaba su papá para acomodar a la gente.

El alquiler de gradas se acabó para Adela en 2020, cuando cedió su espacio a María Fernanda Gómez Pretelín, debido a que se fue a vivir a la Ciudad de México.

La mujer regresa cada año para ayudar en el negocio a Mafer, pero sobre todo para vivir la algarabía de la fiesta jarocha arriba de las gradas.

 

«Aquí si te echas un pedo, hasta de eso hacemos fiesta», dice Adela riendo a carcajadas. La expresión le arranca una sonrisa a Mafer.

El Carnaval de Veracruz, que se celebró por primera vez en 1998, es vida para María Fernanda. Este año, después de los múltiples fallecimientos por la pandemia, la emoción la desborda. Para ella y su hijo, la fiesta es significativa.

fp