En algunos países ellos son apenas el 25% del personal del sector, pero ocupan los puestos con los mejores salarios por hora. La feminización de estos empleos ha precarizado las condiciones, pues se sigue infravalorando las actividades que realizan las mujeres.
Las médicas, enfermeras, asistentes y otro tipo de trabajadoras del sector de la salud y los cuidados enfrentan una de las mayores brechas salariales, por encima de otros empleos. Ellas ganan tres cuartas partes de lo que sus compañeros varones reciben por las mismas actividades, según un informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En todos los países, en todas las regiones, las mujeres son mayoría en ese sector, ocupan el 67% de los puestos de trabajo en promedio. Pero en los países más ricos su presencia supera el 75%, mientras que en los de bajos y medianos ingresos son el 64% del personal. Es importante resaltar el alto grado de feminización y que, a pesar de ello, las trabajadoras ganan 24% menos. Así que los mejores salarios los gozan una minoría: los hombres.
El reporte La brecha salarial de género en el sector de la salud y los cuidados: Un análisis global en la época de la covid-19 revela que la diferencia en las remuneraciones “oscila aproximadamente entre el 15% (en el caso de los salarios medios por hora) y el 24% (en el caso de los salarios mensuales medios)”.
La pandemia, sobre todo en el primer año, terminó con millones de puestos de trabajo en el mundo, pero el sector de la salud tuvo muchas menos pérdidas. “Sin embargo, las condiciones de trabajo del personal se han deteriorado drásticamente, en particular para los trabajadores que se encuentran en primera línea en la lucha contra la pandemia, la mayoría de los cuales son mujeres”.
La investigación conjunta indica que crisis provocada por la covid-19 “afectó desproporcionadamente a los trabajadores en el nivel inferior de la escala salarial”. Y de nuevo, la mayor parte de quienes trabajan en los escalafones más bajos la integran las mujeres.
Pareciera que los salarios promedio por hora o ingresos mensuales de quienes se mantuvieron laborando aumentaron a finales de 2020. Pero “es una construcción artificial, ya que la masa salarial total real ha disminuido en el sector”.
El origen del padecimiento y los antídotos
De acuerdo con la OIT y la OMSS, a pesar de la participación relativamente baja de los hombres, ellos están “sobrerrepresentados en el decil superior, sobre todo en el centil superior de la distribución salarial por hora, donde la brecha salarial de género es incluso mayor”.
La edad, la educación y la segregación de género en todas las categorías profesionales contribuyen a que la brecha salarial siga abierta. Pero no explican del todo este problema, señala el reporte. Otra parte puede atribuirse a la maternidad, lo cual genera una diferencia no sólo con los hombres, sino también con las mujeres que no son madres.
Una explicación más “puede atribuirse al hecho de que el sector está altamente feminizado”, es decir, simplemente, a que son mujeres. En la mayoría de las economías, “los sectores con alto nivel de feminización están peor remunerados”. Cuando en una actividad hay más trabajadoras que trabajadores, la sociedad tiende a infravalorarla, “lo que da lugar a salarios medios inferiores a los de otros sectores”.
Esta discriminación y exclusión ocurre mientras “nos enfrentamos a una escasez mundial de trabajadores de la salud y asistenciales”. En México, iniciamos la pandemia con un déficit de 200,000 profesionales de la medicina y 250,000 de enfermería, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa).
Para aliviar este problema, los organismos internacionales que “en primer lugar, debemos recopilar y analizar datos salariales específicos del sector con frecuencia” para evaluar constantemente las condiciones de trabajo del personal. “Y en particular realizar un seguimiento de la brecha salarial de género en el sector”.
Lo segundo es invertir en empleos decentes en el sector de la salud y el asistencial, en particular en la formalización de los empleos informales.
El tercer paso es abordar la segregación de género, tanto horizontal como vertical, en estos empleos. Para ello, la OIT y la OMS proponen que más hombres ingresen a las categorías profesionales de nivel medio. También, ofreciendo formación e igualdad de oportunidades de movilidad ascendente para las trabajadoras de la salud y asistenciales, y sensibilizando a las niñas y las mujeres sobre las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Otro punto importante es ofrecer contratos permanentes en lugar de temporales, formalización los empleos informales y promover los contratos colectivos de trabajo (CCT) en el sector.
Por último, la transparencia salarial, así como “los instrumentos jurídicos para luchar contra la discriminación salarial”. Pero no basta con reformas legales, se requiere un cambio en las normas culturales de género y combatir los estereotipos, dicen ambas agencias de la ONU.
«El sector sanitario y asistencial ha soportado bajas remuneraciones en general, diferencias salariales entre hombres y mujeres obstinadamente grandes y condiciones de trabajo muy exigentes (…) No podemos tener servicios sanitarios y asistenciales de mayor calidad sin condiciones de trabajo mejores y más justas, incluidos salarios más justos, para los trabajadores sanitarios y asistenciales, la mayoría de los cuales son mujeres”, expresó Manuela Tomei, directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT.