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El Economista
Sede del Banco de México en la capital del país. Foto Roberto García Rivas / Archivo.

En su comunicado de política monetaria, el banco central dijo que tomó la decisión con unanimidad ante el hecho de que las expectativas de inflación correspondientes para 2022 volvieron a incrementarse, al tiempo que las de 2023 y de mediano plazo aumentaron en menor medida.

“Ante presiones inflacionarias mayores a las anticipadas, los pronósticos para la inflación general y la subyacente se revisaron al alza hasta el tercer trimestre de 2023, aunque se sigue previendo que la convergencia a la meta de 3 por ciento se alcance en el primer trimestre de 2024”, apuntó.

No obstante, destacó que la inflación tiene un sesgo al alza derivado de riesgos como la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados, presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia, que continúen las presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico, depreciación cambiaria y presiones de costos.

“La Junta de Gobierno evaluó la magnitud y diversidad de los choques que han afectado a la inflación y sus determinantes, así como la evolución de las expectativas de mediano y largo plazos y el proceso de formación de precios. Consideró también los mayores retos para la conducción de la política monetaria ante el apretamiento de las condiciones financieras globales, el entorno de acentuada incertidumbre, las presiones inflacionarias acumuladas de la pandemia y del conflicto geopolítico y la posibilidad de mayores afectaciones a la inflación”, apuntó.

El BdeM indicó que sus miembros vigilarán estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y en sus expectativas, por lo que hacia adelante valorará la magnitud de los ajustes al alza en la tasa de referencia de sus próximas reuniones de acuerdo con las circunstancias prevalecientes.

Foto de El Financiero.