La Importancia del INE
Agustín Basilio de la Vega
Muchos jóvenes y adultos entre los 20 y 40 años no vivieron los tiempos en los que las elecciones en México eran organizadas por la Secretaría de Gobernación mediante las llamadas “Comisiones Electorales” y tampoco conocieron, por ejemplo, las credenciales electorales sin fotografía o que los votos eran recibidos en las casillas por empleados del gobierno. A quienes tienen 40 años o menos, tampoco les tocó vivir los tiempos en los que el partido en el poder ganaba todas las elecciones de gobernador, la mayoría abrumadora de los ayuntamientos y todas las elecciones de diputados y senadores, de tal manera que podía hacer reformas constitucionales a diestra y siniestra tanto en el ámbito federal como local.
Desde los años noventa, se aceleraron las reformas político-electorales en México gracias a una sociedad cada día más crítica, a la libertad creciente en los medios de comunicación, a las exigencias de los intelectuales por obtener mayor democracia, al empuje de los partidos de oposición como el PAN y el PRD, y de los cambios libertarios mundiales como la caída del muro de Berlín, así como a la sensibilidad del gobierno federal. A través de estos procesos se desarrolló y cimentó nuestra actual democracia.
La mejora de los procesos electorales que permitieron que diversos partidos ganaran municipios, gubernaturas, diputados, senadores y hasta la presidencia de la república fueron graduales y no sencillos. El Instituto Federal Electoral nació en 1990 y gracias a esto inició la ciudadanización de los procesos electorales con lo que el gobierno dejó de tener en sus manos las elecciones.
A partir de 1992, todos los ciudadanos contaron con una credencial de elector con fotografía –antes sólo existían unas credenciales que no servían ni como identificación. En 1990, se creó el Tribunal Federal Electoral con lo que se estableció un órgano jurisdiccional ideal (autónomo y especializado) para resolver las diferentes impugnaciones y calificar las elecciones, pero no fue sino hasta 1993 cuando desapareció el sistema de autocalificación por parte del Colegio Electoral.
En 2014, el IFE se convirtió en INE con lo que mejoró su autonomía y ciudadanización. El TRIFE cambió a Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en 1996 y, desde entonces, es la máxima autoridad que decide en forma definitiva sobre la validez y resultados de todas las elecciones, incluyendo la presidencial.
Yo recuerdo que en los 80, a todos nos parecía imposible que ganara un partido diferente al que estaba en el gobierno. En alguna ocasión ,el partido por el que yo voté obtuvo un solo voto en mi casilla electoral. La inmensa mayoría de las personas eran abstencionistas, y sin fotografía en la credencial no se sabía a ciencia cierta si quien votaba era realmente esa persona.
Con los cambios legales graduales y la creación de instituciones como el INE y el TE así como los Organismos locales electorales y tribunales estatales especializados en esa materia, México se convirtió en una democracia real y hoy en día cualquier candidato o partido puede ganar una elección y los ciudadanos podemos participar con libertad y en armonía.
Es posible que se pueda mejorar nuestra democracia introduciendo la segunda vuelta o el voto electrónico, pero destruir las leyes e instituciones que los mexicanos hemos logrado consolidar y que funcionan bien no es buena idea, ya que esto nos puede llevar a retroceder cuatro décadas.
Cuidemos lo bueno y ayudemos a perfeccionarlo, pues los principios rectores con los que actuamos los mexicanos a través del INE en cada casilla electoral, la transparencia, certeza, imparcialidad, máxima publicidad, legalidad, independencia, objetividad y definitividad nos han ayudado a escoger con libertad y en paz a nuestras autoridades.
Twitter @basiliodelavega