«No me fui del Zócalo por cobarde; lo hice por evitar violencia a personas valientes que me acompañaron y me acuerparon; Aministía Intenacional y las madres buscadoras de «Hasta encontrarte». No interpreten mis lágrimas como señal de debilidad, sino como muestra de dolor por mi país. Porque México no le pertenece ni a López Obrador, ni a la 4T, ni al PAN, ni al PRI, ni al Ejército, ni a los oligarcas empresariales, ni a quienes se adueñan del Zócalo. Es el país de uno,  de los ciudadanos, ahora y siempre. Y como parte del pueblo plural y como ciudadana que soy, reitero mi derecho a marchar, a participar». Es parte de lo que escribe Denise Dresser en «Reforma». Foto de «Imagen del Golfo».