«El señor regresó de un viaje antes de lo esperado y encontró a la mujer en la cama presa de singular agitación. Le preguntó «¿qué te sucede, Thaisia?». «Nada, Corneto, no me sucede nada», respondió ella. Pero de pronto el esposo descubrió en la habitación un par de prendas de hombre, tiradas, e infundió atufado: ¿»De quién son este calzón y esta camiseta?»- «¿No te has enterado? respondió la señora. Está de moda que usemos prenda de ropa interior de hombre como parte de la liberación femenina. Esa ropa es mía». – «Ah vaya- se tranquilizó el esposo-. Por un momento desconfié de tí. Perdóname por haber pensado por un momento que eras capaz de faltar a la fe de esposa que me juraste ante el altar el día de nuestras nupcias». En eso se oyeron ruidos en el clóset. Don Corneto lo abrió y vio a un sujeto dentro.. Le preguntó, severo: «¿Qué hace usted ahí? -«Mire, señor- respondió con toda calma el individuo-. Si le creyó a su esposa eso de que las mujeres están usando ropa interior de hombre, también me creerá a mi que aquí estoy esperando el autobus». Lo escribió Catón en «Reforma».