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E-Consulta Veracruz

Con 24 años dentro del oficio, Eleazar realiza piñatas únicas que han llegado a otros paíse.s

Las piñatas que tiene Eleazar Martínez Gómez en su patio son el último pedio del 2022 que entregará a sus clientes en esta temporada navideña. Es conocido en el puerto de Veracruz por tener más de 24 años dentro del oficio de piñatero y porque su trabajo llegó a países como Alemania, España, Argentina, Canadá, Estados Unidos y distintas partes de la República Mexicana.

A sus 61 años, el artesano afirma que no hay ningún personaje que no haya hecho. Los más solicitados por los niños son los superhéroes, pero también realizó barcos, caballos y dinosaurios. Una de las piñatas más complicadas fue una réplica del Mictlantecuhtli, el dios del inframundo en la mitología mexica, obra que está exhibida en el Museo de Sitio El Zapotal, en el municipio de Ignacio de la Llave.

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“La calidad es mi imagen, mi ADN de las piñatas”, dice con una sonrisa en el rostro. La frase es lo que define todos sus trabajos, pues asegura que sus clientes lo buscan por la calidad, dedicación y amor que le pone a cada una de sus piñatas que, aunque a veces coinciden en los mismos personajes, todos tienen distinto diseño que las hace únicas.

 

“Con mis trabajos pasa algo curioso, no rompen la mayoría de los trabajos que hago, porque el festejado, que es el niño de la fiesta dice: no la rompan. Entonces, no se rompe y se va para la recámara del niño que la guarda”, cuenta.

Eleazar se le iluminan los ojos cada que habla sobre las reacciones que los niños y padres hacen en el momento que ven sus piñatas. Son sus pequeños clientes los que deben de quedar cautivados con su trabajo, pues son sus mayores críticos.

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Las piñatas que vende suelen rondar los 700 a 2 mil pesos, dependiendo de la complejidad que se requiera y el modelo. Para realizarlas utiliza papel periódico, engrudo y su técnica secreta, analiza los detalles de cada personaje, pinta los ojos a mano y recorta fomi y papel china para los accesorios.

 

Hay veces que los trabajos tienen que realizarse con 10 días de anticipación, ya que su agenda siempre se encuentra llena de pedidos, para él todas las temporadas del año son buenas. Les vende a familias y también a cadenas de dulcerías.

De contador a piñatero

Eleazar se define como artesano de piñatas, su amor por las manualidades comenzó desde muy pequeño. A los siete años construía sus propios juguetes de madera y los recuerdos que vendía su papá en el puesto de artesanías que tenían en el malecón del puerto de Veracruz.

“Todo lo que hice en el pasado me llevó hasta donde estoy, en este oficio. Mi papá era artesanos del malecón, aunque había unas cosas que no me dejaba hacer, yo me las ingeniaba para hacerlas, cuando llegue a hacer las piñatas, las cosas con fibra de vidrio, dibujo y plastilina, todo se me hacía que ya lo había vivido de mucho tiempo y ahora hago lo que me gusta”.

 

Antes de ser piñatero fue Contador, profesión que comenzó por iniciativa de su madre y uno de sus tíos, aunque ese trabajo no era algo que lo llenaba estuvo siete años en ese empleo, hasta que fue pensionado tras sufrir un accidente que lo dejó lastimado de la cadera y luego de varios meses en depresión, fue el arte lo que lo sacó adelante.

“Fue una etapa de mucha depresión, estaba en la flor de la juventud. Todos mis amigos iban al cine, a bailar y yo no la pude disfrutar, pero aparecieron los amigos y son los que te sacan adelante, ellos fueron los que me motivaron a refugiarme en el arte”.

Tras su accidente se dedicó a realizar dibujos, esto lo llevó a trabajar en la casa de cultura de Boca del Río, ahí realizaba grabados en caracol, los veleros dentro de las botellas y distintas manualidades. Luego de que hubo recorte de personal y quedó desempleado, una amiga lo contrató para que hiciera dos piñatas, al ver que las primeras que hizo se vendieron rápidamente, decidió hacer más.

 

“Yo comencé a vender piñatas en 1998 y entonces, empecé a ser solicitado por un salón, luego otro y otro, hasta que decidí dedicarme a esto por completo y de ahí mi familia me apoyó, hasta ahorita”.

Redes sociales le dieron un impulso

Las redes sociales fueron otro impulso que le ayudó a crecer su negocio: Piñatilandia, luego de que su hija le creara su cuenta de Facebook, Instagram y Tiktok, las personas comenzaron a reconocer más sus trabajos.

“Yo me la llevaba tranquilo con los clientes que tenía, pero ahora con esto de las redes sociales ha caído mucho cliente, todos los comentarios que hacen en las fotos, los vídeos, lo bonito que se siente que reconozcan tu trabajo”.

Los vídeos que sube a redes sociales muestran sus trabajos terminados, cascanueces de un metro y medio, cebras, elefantes, casas de jengibre y hasta réplicas de personas, con ayuda de su hija promociona su trabajo.

Tiene tres hijos y espera que al menos uno de ellos continúe con la tradición de hacer piñatas, asegura que el amor por este trabajo se hereda y que algún día ellos continuarán con su legado que alegra a muchos veracruzanos.

ys