Pascua

“Recuerda y camina a tu Galilea”

Papa Francisco.

Agustín Basilio del Vega

La Semana Santa culmina con la fiesta más grande para todos los cristianos: la resurrección de Jesús. Este acontecimiento es tan fuerte que San Pablo escribió que “vana sería nuestra fe si Cristo no hubiera resucitado”. La esperanza en la vida plena ha movido la fe de millones de personas durante 20 siglos.

Este misterio se manifestó por primera vez a María Magdalena y a María. En el evangelio de Mateo se lee: “El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado… ved el lugar donde estaba y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: «ha resucitado de entre los muertos…” Más adelante el propio Jesús les dijo “«No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»”

El Papa Francisco, en su homilía de la vigilia pascual, recuerda que las mujeres fueron a la tumba, con el corazón desgarrado y desorientadas, y, al verla vacía, regresaron a invitar a los discípulos a que fueran a Galilea. Ellas tienen su pascua pues pasan del “triste camino” a la “alegre carrera” para decirle a los discípulos que la cita con el “resucitado” es en Galilea.

El Papa nos recuerda que muchas veces somos pesimistas y nos agobiamos pensando, que no hay mañana, que todo seguirá igual, que de nada sirve el esfuerzo y perdemos la esperanza. Entonces “nuestros caminos se detienen frente a las tumbas” y permanecemos inmóviles, impotentes y lamentándonos de todo. En cambio, “las mujeres en pascua”, no se quedan paralizadas frente al dolor y el sepulcro, sino que llevan la noticia que cambiará la historia de la humanidad: Cristo ha resucitado y trasmiten la invitación de Jesús para ir a Galilea.

¿Qué significa ir a Galilea hoy en día? El Papa se pregunta. Por un lado, es salir del escondite, escapar del miedo y salir a construir el futuro y, por otro, retornar al origen, regresar a donde nos encontramos con Jesús por primera vez y nos convencimos de seguirlo porque dejó de ser un personaje histórico para convertirse en nuestro amigo.

Cuando escuché esto, me vino a la mente ese momento, en el que, con ardiente amor, me encontré con Jesús por primera vez en la vida. Para mí, fue durante la primera comunión. Esa fue mi Galilea: recuerdo las catequesis con Marilú; recuerdo a mis padres y a mis madrinas Elvia y Martha, al padre Castillo, la capilla de las adoratrices y los momentos de profunda comunión con Jesús.

En el “Escoge” conocí a muchos jóvenes que con emoción cantaban una canción que hablaba “del dulce encuentro que me cambió, de la hora feliz en que yo encontré, tu palabra de amor”. Los cristianos tenemos una Galilea, un lugar, un tiempo, un espacio en que hemos reconocido el amor de Dios y abrazamos la fe, pero a veces la podemos olvidar con los quehaceres y problemas diarios y nos paralizamos sin esperanza. Regresar a Galilea es recordar y revivir el fuego del encuentro con Jesús para recuperar las fuerzas y seguir adelante.

En esta Semana Santa pasada, millones de cristianos participaron en la liturgia y celebraciones religiosas o fueron de misiones a diversas comunidades para preparar y celebrar el triduo pascual. Sacerdotes, religiosas y laicos regresaron a su Galilea de diferentes formas. Esta semana que pasó como muchas otras nos ayuda a volver a los orígenes para edificar el futuro, como dice el Papa.

A todos nos espera un encuentro o reencuentro con Jesús, una primera Galilea única y especial donde, al igual que Pedro y los discípulos, regresemos para recordar, tomar fuerzas y seguir caminando y construyendo un mundo mejor.

Twitter @basiliodelavega                             10 de abril 2021