«Cuando despertó, Tito ya no estaba ahí».. Son sólo siete palabras que han estremecido las letras. Aunque pareciera una frase abandonada por el temor a la página en blanco o porque el tema no daba para más, en sí es el cuento más breve de la literatura, una obra maestra: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí»… Augusto Monterroso, muerto en 2003 a los 82 años, es el culpable de la escritura de millones de páginas sobre esa sola línea. Y es que la brevedad, la concisión, la linealidad y un estilo directo son las característica de la narrativa del desaparecido autor guatemalteco nacido en Honduras y radicado en México desde hacía medio siglo. La vida es corta y el arte largo, decía el escritor mejor conocido como Tito al definir su virtud para ser breve, sin embargo el autor de «La oveja negra y demás fábulas» no le daba más crédito a ese atributo literario que el resultado de su trabajo». Se publica en el libro «Viajeros sin destino» de Luis Gastélum.