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Este 10 de mayo, yo, no tengo madre. 

Luis Bustos 

 

Este 10 de mayo, DÍA DE LAS MADRES, felicito a todos los que sí tienen madre y, desde luego, muy respetuosamente a todas las mujeres que han logrado ese estado tan maravilloso de ser mamá. 

 

Hoy, después de 70 años, no tengo madre a quien presumir en algún restaurant o en una plaza, o quizás, visitar para platicar y dejarme “chiquiar”.  

 

Eso se podía hacer con Doña Paz, la señora que me trajo al mundo, al igual que a otros 6 varones y una fémina. 

 

Paz, la Paz, como le decíamos sus hijos, nietos y amigos, ya descansa en la Casa del Señor todo poderoso y misericordioso. Así que, ahora van mis pensamientos y mi oración rumbo a ese sitio celestial. 

 

Por hoy  y para todos los 10 de mayo futuros, haré lo que vengo haciendo desde hace más de 35 años, buscar “chiquiarme” con mi woman, con Paty, que siempre me sabe escuchar, apapachar y aconsejar. Es mi guía y mi refugio.  

 

También, saludo a mis sobrinas que son mamás, así como a mis compañeras de generación de la prepa Artículo Tercero, con quienes, sostenemos un dialogo cercano y, si, a todas las mujeres de Xalapa, Veracruz, México y del mundo, que han recibido la bendición de poder ser mamás y con ese solo hecho, han sido parte fundamental de la construcción de familias, comunidades y grandes ciudades, fomentado valores y principios, dando consejo y reprendiendo. Escuchando y orientando, hablando y marcando línea. Guisando y poniendo gotas de amor en cada platillo. 

 

Otras, trabajando en una oficina, escuela, tienda o  manufacturera, en cada trinchera poniendo lo suyo: su sensibilidad, pasión  y visión de futuro. 

 

Saludo con gran cariño a Doña Vicky, la maestra Victoria Velásco, mamá de mi amigo-hermano Carlos Rodríguez Velásco. 

 

De igual manera, saludo y felicito a Pamela Morales Huesca, una mamá que está de estreno en el oficio y lo ha aprendido rápido y con gran responsabilidad. 

 

Estaba por poner el punto final de esta reflexión, cuando recibí una llamada telefónica de un gran amigo, Don Enrique Vinicio González Álvarez, de raíces en el municipio sureño de Las Choapas y avecindado en mi Distrito Federal, hoy CDMX. Al comentarle qué hacía, me refirió una experiencia de vida, la cual me autorizó para comentarla con mis lectores: 

 

Dice Vinicio que una tarde se sentía derrumbado, después de recibir la notificación de haber perdido un caso y un amparo. Triste, rabioso consigo mismo, caminaba en silencio por una calle céntrica hasta llegar a su domicilio, en donde, guardado en la privacidad de 4 paredes, dejo salir el sentimiento y la frustración profesional… Cuando las lágrimas escurrían por su rostro, dice que tuvo la visión de la Virgen de Guadalupe, la que con voz cálida  le expreso: “Porque lloras, qué acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre”.  

 

Esas palabras bastaron para levantarlo y poner su mente lúcida, pensar, planear y diseñar su nueva estrategia para promover un recurso que más tarde, le resultó favorable para su cliente y, obviamente, para él. 

 

Bella historia, que con gusto narro y que vino a enriquecer mi aportación de este Día de las Madres. 

 

Finalmente, FELICIDADES a todas las mamás, especialmente a Paty Fierro, mi compañera de vida. Madre al cien o al mil, como dicen hoy lo jóvenes.