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La Jornada

La última revisión que Fitch hizo a la calificación soberana de México fue el 16 de junio cuando la ratificó en BBB- con perspectiva estable. Foto Europa Press / Archivo.

“Ya contabilizamos el periodo electoral de 2024 en nuestro análisis de calificación. Y en este momento, dado lo que hemos visto y el récord de México, no vemos una presión significativa sobre la calificación soberana”, dijo Morales en entrevista con medios. En su participación en el evento Fitch en México, desestimó que la reciente baja en la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex), por parte de esta firma de riesgo, impacte la valuación de la deuda respaldada por el gobierno federal.

Entre los factores que actualmente podrían deteriorar la nota crediticia del país se encuentran el debilitamiento del crecimiento económico, un aumento significativo en la tendencia de la deuda pública como porcentaje del producto interno bruto (PIB), así como un deterioro en los indicadores de gobernanza que ya representan la principal ancla para que mejore el perfil crediticio de México, explicó el analista.

La última revisión que Fitch hizo a la calificación soberana de México fue el 16 de junio cuando la ratificó en BBB- con perspectiva estable. El 14 de julio la firma recortó la valuación de la principal empresa del Estado, al pasar de BB- a B+ la nota de Pemex, lo que hunde los bonos de la compañía otro tanto en terreno especulativo; al tiempo que colocó la perspectiva en negativo, lo que implica que una rebaja más podría darse en los próximos meses.

Morales expuso que la baja en Pemex “no necesariamente” afecta al soberano. Si bien las necesidades de liquidez de la petrolera han llevado a que el gobierno federal le transfiera un acumulado de 4 puntos porcentuales del PIB desde 2019, la deuda nominal se ha estabilizado (hasta los datos más recientes en 107 mil millones de dólares). Con la recuperación de la economía a niveles previos a la pandemia de coronavirus, la deuda de Pemex como porcentaje del PIB pasó de entre 9 y 10 por ciento, a colocarse por debajo de 7 por ciento, explicó el analista.

La principal ancla para la valuación de México son los indicadores de gobernanza del Banco Mundial, que en la integración de la calificación de Fitch tienen un peso de hasta 20 por ciento, refirió el director de Riesgo Soberano en la calificadora. También se ponderan las perspectivas económicas de Estados Unidos, la tasa de la Reserva Federal —el banco central de ese país— y el tipo de cambio peso-dólar.

El analista expuso que se observa un desacoplamiento entre la actividad económica de México y de su principal socio comercial. De acuerdo con las previsiones de Fitch, para la economía mexicana se estima un crecimiento de 2.5 por ciento este año y 1.8 por ciento el siguiente; y una breve contracción en Estados Unidos dejaría un crecimiento anual de 1.2 en 2023 y de 0.5 por ciento en 2024.

Morales reconoció que las finanzas públicas son una de las principales fortalezas del perfil crediticio del soberano mexicano. Los indicadores de deuda —que Fitch estima en 47 por ciento del PIB este año y en 48.2 el próximo—, se encuentran “muy por debajo de los países con los que comparamos a México” a nivel mundial. En promedio 10 puntos porcentuales por debajo de economías con evaluaciones similares, especificó.

Ha beneficiado la capacidad del gobierno mexicano por financiarse en el mercado local, dado que reduce la incertidumbre de ir a mercados extranjeros que pueden ser más volátiles, y por tanto ha hecho que la deuda del país sea “menos vulnerable ante choques de tipo de cambio”, explicó Morales.