«Lo pesqué en la pura movida con una fulana, en la casa que había sido nuestro «nido de amor». Estallé de celos y me abalancé sobre él. Lo arañé de la cabeza a los pies. A la acompañante le corté las trenzas con unas tijeras y le eché la ropa a la calle. No hubo quien me detuviera, me puse como energúmena. Fue tal la arañiza que le puse a mi amado, que quedó echo una Magdalena. Así como quedó no podía regresar a su casa. Se esperó un mes hasta curarse por completo. Pero hicimos las paces. Cuando decidí abortar, me dejó una carta en el hospital. Me abandonaba pero me dejaba una casa y varios terrenos. De repente me encontré con la novedad de que era millonaria y libre para rehacer mi vida a mi antojo». Lo escribió Irma Serrano junto con Elisa Robledo en el libro «A Calzón Amarrado» de 1978. Foto de Milenio. Este 1 de marzo cumple «La Tigresa» un año de su fallecimiento.